December 2000
La rana de árbol de Cuba es una especie invasiva en el sureste de EEUU, compitiendo con especies nativas mas pequeñas. Foto: Oksana Hlodan
Hay muchas formas en que la introducción de especies no-nativas o exóticas puede afectar al ambiente y a la diversidad de la vida en nuestro planeta. Las estadísticas son asombrosas y se debe poner más atención al problema y a la invención de una solución antes de que el costo sea mayor del que podamos sobrellevar.
Comparada con otras amenazas a la biodiversidad, las especies invasoras introducidas califican de segundo solo a la destrucción de hábitats, tales como la tala rasa de bosques.
De las 1,880 especies amenazadas en los Estados Unidos, el 49% están en peligro de extinción debido exclusivamente a especies introducidas o por su efecto combinado con otras fuerzas.
De hecho, las especies introducidas son una amenaza mayor a la biodiversidad que la contaminación, la caza y pesca y las enfermedades combinadas.
Más aún, los daños que las especies introducidas causan a la agricultura, la forestería, la pesquerías y a otras empresas humanas ocasionan un costo enorme a la economía de los EE.UU., estimado en 137 mil millones de dólares por año.
Por supuesto, algunas especies introducidas (tales como la mayoría de nuestras cosechas alimenticias y nuestras mascotas) son beneficiosas. Sin embargo, otras son muy dañinas.
Las especies introducidas no son buenas invitadas
El mayor impacto es causado por especies introducidas que cambian hábitats enteros, debido a que muchas especies nativas prosperan solamente en hábitats específicos.
Cuando el hongo asiático del tizón (blight fungus, Cryphonectria parasitica) prácticamente eliminó a la castaña americana en más de 180 millones de acres de los bosques del Este de los Estados Unidos en la primera mitad del Siglo 20, fue un desastre para muchos animales que estaban altamente adaptados a vivir en bosques dominados por esta especie de árbol. Por ejemplo, diez especies de mariposas nocturnas que vivían exclusivamente en los árboles de castaña se extinguieron.
De la misma manera, el árbol melaleuca de Australia ha reemplazado a plantas nativas, tales como la hierba serrucho o saibadal (sawgrass, Cladium jamaicense) en más de 400,000 acres del Sur de la Florida, debido a una combinación de características (por ejemplo, una corteza exterior esponjosa y hojas verdes y secas muy inflamables) las cuales aumentan la frecuencia y la intensidad de los fuegos. Muchas aves y mamíferos adaptados a las comunidades de plantas nativas bajaron en abundancia a medida que se expandió el rango de la melaleuca.
De manera similar, plantas acuáticas como el jacinto de agua de Sudamérica en Texas y Louisiana y algas marinas como la Caulerpa australiana en el Mar Mediterráneo cambian vastas extensiones de hábitats reemplazando a las especies nativas previamente dominantes.
El mejillón cebra (zebra mussel, Dreissena polymorpha), traída accidentalmente a los Estados unidos desde el Sur de Rusia, transforma los hábitats acuáticos filtrando cantidades prodigiosas de agua (bajando así la densidad de organismos planctónicos) y depositándose en masas densas sobre vastas áreas. Por lo menos treinta especies de almejas de agua dulce están en peligro de extinción gracias a la almeja cebra.
Otros invasores, aunque no cambien un hábitat, ponen en peligro a especies individuales o a grupos de especies en varias formas:
La culebra culebra arbórea parda (brown tree snake, Boiga irregularis), introducida en un cargamento proveniente de las Islas Admiralty, ha eliminado a diez de las once especies nativas de aves de los bosques de Guam.
La perca del Nilo (Nile perch, Lates niloticus), un voraz depredador introducido al lago Victoria como pez alimenticio, ya ha extinguido a más de cien especies de peces cíclidos en ese lago.
Un parásito también puede tener efectos devastadores. La lamprea de mar llegó a los Grandes Lagos a través de una serie de canales y, en combinación con la sobrepesca, llevó a la extinción a tres especies endémicas de peces.
El parásito europeo que causa la enfermedad de enfermedad del torneo (whirling disease, producida por el parásito Mixobolus cerebralis) en peces, introducido a la trucha arcoiris (rainbow trout, Oncorhynchus mykiss) en un criadero de truchas en Pennsylvania, ya se ha diseminado a muchos estados y devastado la pesca deportiva de la trucha arcoiris en Montana y en Colorado.
Los herbívoros pueden causar grandes daños. Los primeros marineros que desembarcaron en la remota isla atlántica de Santa Helena en el Siglo 16, introdujeron cabras, las cuales rápidamente llevaron a la extinción a más de la mitad de las especies de plantas endémicas de la isla.
Algunos impactos de las especies invasoras son sutiles pero no menos destructivos a las especies nativas:
Las ardillas grises norteamericanas están llevando a la extinción a las ardillas rojas nativas de las islas de la Gran Bretaña y de Italia al ser más eficientes en el forraje de nueces que la especie nativa. Este tipo de competencia por recursos no es fácil de observar, pero al final, resulta en la pérdida de la especie nativa.
La hibridación, o el entrecruzamiento, de especies introducidas con especies nativas representa un impacto aún más sutil (no causa la extinción de ningún linaje), pero es insidioso pues lleva gradualmente a la extinción de muchas especies nativas, a medida que su reserva genética inevitablemente evoluciona hasta convertirse en la del invasor. Los patos silvestres (mallards, Anas platyrhynchos) por ejemplo, están llevando al pato hawaiano a una forma de extinción genética al entrecruzarse con ellos.
De las 26 especies animales que se han extinguido desde que fueron listadas en el Acta de Especies en Peligro de Extinción, por lo menos tres fueron perdidas totalmente o en parte por la hibridación con invasores. Una fue una especie de pez nativo de Texas, eliminada por hibridación con una especie introducida de pez mosquito.
La trucha arcoiris, introducida ampliamente en los Estados Unidos como una especie deportiva, se está hibridizando con cinco especies listadas en el Acta de Especies en Peligro de Extinción, tales como la trucha Gila y la trucha Apache.
El pato hawaiano, endémico y en peligro de extinción, se está perdiendo gracias a la hibridación con el pato silvestre de Norteamérica, introducido en Hawaii para la cacería.
El pato más raro de Europa (la malvasía cabeciblanca, white-headed duck, Oxyura leucocephala) está amenazado por la hibridación con la malvasía rojiza norteamericana (ruddy duck, Oxyura jamaicensis), la cual originalmente fue mantenido como una amenidad en un coto de caza británico. La malvasía rojiza se escapó, cruzó el canal Inglés, y se extendió por España, la última región fuerte la malvasía cabeciblanca.
A menudo los invasores actuan entre si generando un problema que sería inofensivo si las especies estuvieran solas. Por ejemplo, los higos ornamentales en el área de Miami se mantuvieron por más de un siglo donde fueron plantados, en los jardines de la gente, debido a que eran estériles. Cada especie de higo requiere una avispa particular para ser polinizado, y las avispas estaban ausentes. Hacen unos quince años, las avispas polinizadoras de tres especies de higo llegaron independientemente a la región, y ahora estas especies de higo se están reproduciendo. Por lo menos una de ellas se ha convertido en invasora, encontrándose semillas y plántulas a muchas millas de distancia de higos sembrados. Es posible que aparezcan más casos de este fenómeno, llamado “cascada invasiva,” a medida que se introduzcan más especies y que éstas tengan la oportunidad de interactuar las unas con las otras.
Rechazando al intruso
La forma más efectiva y menos costosa de manejar a las especies invasoras dañinas es mantenerlas fuera. Podemos reducir o detener su entrada enfocando nuestro esfuerzo en las rutas por las cuales estas especies llegan a nuestras costas. El lastre de los barcos, los materiales de empaque de madera, y las plantas de horticultura son tres rutas prominentes de invasión, las cuales pueden ser monitoreadas o tratadas más rigurosamente. Una especie que se introduce a pesar de las precauciones, a veces puede ser erradicada, especialmente si se descubre rápidamente. En los Estados Unidos, una población del Caracol Gigante Africano fue eliminada a través de una larga campaña en la Florida y un esfuerzo colaborativo federal y estatal se encuentra en marcha en California para tratar de erradicar una invasión del alga Caulerpa recientemente detectada. Aún si la erradicación falla, a menudo varias tecnologías pueden controlar a especies invasoras y mantenerlas a niveles bajos aceptables. Ningún método puede ser calificado como la “bala mágica,” y cada uno puede tener desventajas si es usado inadecuadamente; y todos han fallado por lo menos una vez al ser usados contra ciertos invasores, pero cada uno ha tenido sus éxitos.
El control biológico involucra la introducción de un enemigo natural, generalmente proveniente del área de origen de la peste introducida. Por ejemplo, la tuna es controlada en cientos de miles de millas cuadradas de praderas abiertas en Australia por las orugas de una mariposa nocturna Sudamericana. Una desventaja del control biológico es que algunos agentes atacan a otras especies, y es muy difícil remover a los enemigos naturales introducidos que dan problemas una vez que se han establecido.
El control químico involucra el uso de un pesticida, como un herbicida o insecticida. A pesar de que los químicos pueden controlar efectivamente algunas especies (por ejemplo el jacinto de agua en la Florida), ellos pueden afectar a otras especies, a menudos son costosos, y las pestes pueden desarrollar resistencia a ellos.
En el control mecánico se arrancan plantas a mano o con varios tipos de maquinaria. Por ejemplo, en La Florida usan mano de obra de las prisiones para cortar árboles de melaleuca y en Kentucky para arrancar al cardo nutante (musk thistle, Carduus nutans) eurasiático. Sin embargo, algunos invasores no son fácilmente ubicados para ser removidos mecánicamente u ocupan hábitats que no son de fácil acceso (por ejemplo, el bentos marino).
La nueva tecnología para manejar especies invasoras es el manejo de ecosistemas, en el cual el ecosistema completo es sujeto a un tratamiento regular (como por ejemplo, un régimen simulado de fuegos naturales) que tiende a favorecer a las especies nativas adaptadas y menos a las exóticas invasoras. Debido a que este método es tan nuevo, las formas específicas de manejo de ecosistemas que deben emplearse deben ser determinadas individualmente para cada tipo de hábitat.
Manejando el problema
El número de especies introducidas en los Estados unidos y en otras partes está aumentando debido al incremento en el intercambio comercial y el tráfico aéreo, pero hay esperanza.
- A nivel internacional, la Convención de Río sobre la Diversidad Biológica (1992) reconoció la amenaza e hizo un llamado a la acción para limitarla.
- Un Programa Global para las Especies Invasoras, formado por las Naciones unidas y otras organizaciones internacionales, está comenzando a responder a este llamado con una serie de programas designada a tratar con tipos específicos de especies introducidas.
En los Estados unidos, una Orden Ejecutiva Presidencial de 1999 hizo un llamado a la formación de un Concejo Federal de Especies Invasoras para hacer más eficaz la respuesta federal a las especies introducidas, y para promover la cooperación entre agencias federales, agencias estatales, y otros grupos interesados tales como organizaciones de conservacionistas y terratenientes. El Concejo ha formulado un Plan de Manejo que incluye muchas actividades tendientes a disminuir el influjo de especies invasoras introducidas y para tratar con ellas más efectivamente una vez que estén presentes.
Si todas estas políticas (o medidas globales) y herramientas son usadas en la batalla contra los invasoreshay esperanza de que la mayoría de las especies y ecosistemas nativos puedan ser protegidos contra esta amenaza. Si nuestro interés o apoyo se debilita, la presente ola de invasores se convertirá en una inundación, causando extinciones y cambios masivos en los hábitats, a medida que gran parte del planeta sufre una homogenización biótica masiva.
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