asuntos críticos de la biodiversidad

Las Montañas Foja de Indonesia:

Explorando al Mundo Perdido
Por Bruce M. Beehler
Un artículo original de ActionBioscience.org (01/2007)

puntos principales del artículo

Hasta hace muy poco tiempo, muchas especies de las Montañas Foja permanecían desconocidas.
  • En un solo mes del año 2005, más de cuarenta nuevas especies fueron descubiertas.
  • Las montañas que estas especies habitan no han sido tocadas por las actividades humanas.
  • Esta área necesita un plan de conservación con el fin de proteger sus elementos únicos y su valor tanto para la ciencia como para la gente de Nueva Guinea.
  entrevista

En Noviembre y Diciembre del año 2005, un equipo de naturalistas de campo de Indonesia, Norteamérica, Inglaterra y Australia, llevaron a cabo el primer inventario comprensivo de biodiversidad de las Montañas Foja, un rango montañoso aislado en el norte de Papua, provincia de Nueva Guinea del oeste (Indonesia) (ver Figura 1).

El equipo de 20 personas pasó un mes en las Fojas, inventariando plantas, ranas, reptiles, mariposas, mamíferos y aves, documentando a más de 40 especies nuevas en este rincón poco estudiado del mundo tropical. Estos asombrosos descubrimientos fueron la culminación de años de esfuerzos y planificación. El co-investigador líder del proyecto comenzó la planificación de esta expedición en 1982. Este período de 23 años para el proyecto da una buena idea de los retos políticos necesarios para obtener permisos para hacer el trabajo de campo en esta área de inaccesibilidad casi absoluta. Todos los miembros del equipo estuvieron de acuerdo en que los resultados despampanantes son prueba suficiente del valor del proyecto, de que valió la pena la larga espera y de que todo el gran esfuerzo que se llevó a cabo para hacerlo posible fue bien invertido y justificado.

La búsqueda de un mundo perdido

La historia de la Foja comienza a mediados de la década de 1890, cuando un cargamento de aves preservadas, que tenían la intención de ser usadas para adornar a sombreros femeninos, llegó a Europa desde Nueva Guinea. Algunos de los especimenes más peculiares en este cargamento fueron removidos por el comerciante holandés que los recibió y éste los envió a  varios naturalistas europeos prominentes en esa época. Lord Walter Rothschild, en Inglaterra, recibió un capulinero o ptilonorhynchido (familia Ptilonorhynchidae, “bowerbird” en ingles) poco usual; igualmente, un ave del paraíso blanca y negra fue enviada a una colección de historia natural en Alemania. Poco después, estas aves fueron descritas como especies nuevas para la ciencia por Rothschild y por el eminente ornitólogo Otto Kleinschmidt respectivamente. Ellos notaron lo siguiente:
 




 

  • El capulinero se distinguía por tener una gran cresta eréctil de plumas doradas que se estrechaban desde la frente hasta la nuca.
  • El ave del paraíso exhibía una curiosa mezcla de caracteres encontrados anteriormente en dos especies ya descritas de aves del paraíso de seis alambres.
  • Más importante, ninguno de los especimenes vinieron de localidades identificadas, pero se asumió que ambos se originaron de alguna parte de las montañas de Nueva Guinea occidental, en ese entonces una colonia holandesa.

En las décadas siguientes, un número de ornitólogos llevaron a cabo expediciones a Nueva Guinea occidental con el fin de descubrir el rango original de estas especies singulares. Ciertamente los investigadores deseaban conocer más sobre estas dos “especies perdidas,” pero indudablemente, una de las fuerzas motivadoras principales fue que, quien encontrara al rango original de estas misteriosas especies de aves, podría encontrar especies adicionales nuevas para la ciencia, lo cual es la meta principal de la mayoría de las expediciones.

Aquellos que se aventuraron a Nueva Guinea en búsqueda de estos hábitats montañosos, examinaron con detenimiento a un número de cadenas montañosas aisladas y a varias islas montañosas adyacentes, pero sin resultado.1 El misterio del capulinero de frente dorada (golden fronted bowerbird) fue finalmente resuelto en 1979 por el biólogo Jared Diamond, quien con un pequeño equipo de investigadores, se transportó en helicóptero a las partes altas de las Montañas Foja en Papua del norte (en ese entonces llamada Irian Jaya). Él observó que esta especie:

  • Construye estructuras terrestres distintivas, llamadas “bowers” en inglés, como parte de su cortejo nupcial y que éstas son creadas por los capulineros usando musgos y ramitas y que son decoradas con frutas azules y amarillas;
  • Construye docenas de estas torres nupciales en las cumbres de los riscos de elevación media de las Montañas Foja.

El maravilloso descubrimiento de Diamond fue recibido con una cobertura de prensa considerable en los países occidentales y el artículo que reportó el redescubrimiento de la especie de capulinero fue utilizado en la portada de la revista científica Science.2 Diamond también recolectó evidencia que insinúa que el ave perdida del paraíso podría habitar también las Montañas Foja, aunque la solución a este misterio tendría que esperar nuestra visita a las Fojas en el año 2005.

La expedición del año 2005

Poco después del descubrimiento de Diamond, comencé a hacer planes para llevar a cabo un inventario comprensivo de las Montañas Foja. Con esto en mente, visité a Indonesia varias veces, llevando a cabo tres sobrevuelos de la cadena montañosa. También llevé a cabo discusiones con una variedad de grupos tanto gubernamentales como no gubernamentales. Así comenzaron más de dos décadas de falsos comienzos y períodos de espera con el fin de acumular todas las piezas necesarias para poder llevar a cabo esta misión tan compleja, costosa y difícil.

En el año 2003 me reuní con el colíder del proyecto, Stephen Richards del Museo de Australia del Sur, con el fin de reformular nuestros planes a raíz de evidencia de una mejora en el clima político de Indonesia. Nuestros esfuerzos redoblados produjeron resultados en el 2005, cuando nuestro equipo multi-institucional recibió de Indonesia la aprobación preliminar para nuestro plan. Entonces comenzamos a trabajar intensamente, presionando la obtención de permisos del gobierno, aumentando los esfuerzos en la búsqueda de fondos adicionales y haciendo espacio en nuestros calendarios de viaje personales para incorporar esta oportunidad única que generalmente se da una sola vez en la vida. En Octubre, los dueños locales de tierras en la zona del proyecto nos dieron autorización para llevar a cabo nuestro viaje de campo. El equipo internacional arribó en Yakarta en Noviembre, finalizando poco después los últimos permisos nacionales y provinciales necesarios.

Solo quedaba un último obstáculo. El equipo no podría adentrarse a las brumosas montañas de las Foja sin un helicóptero, y los helicópteros eran contados y costosos en Papua en el 2005. A través de varias negociaciones indirectas con varias instituciones asociadas a nuestro proyecto, la organización de servicios evangélicos llamada Helimission estuvo de acuerdo en alquilarnos uno de sus helicópteros, proveyéndonos de sus incomparables pilotos para el reto de la bajada y la recogida en las montañas. En este punto, estábamos listos para comenzar.

El equipo de trabajo y sus copiosos suministros y equipo fueron transportados a mediados de Noviembre en un avión Cessna unimotor hasta el aeropuerto pequeño de Kwerba, en las faldas de la cadena montañosa. Dividimos a nuestro numeroso grupo en un equipo de inventario de bosque de colina y uno de montaña:

  • El equipo de colina estableció a pié campamentos en los bosques de las colinas al noreste de Kwerba.
  •  El 22 de Noviembre, el equipo de montaña subió en helicóptero hasta un claro cenagoso en el bosque montano a 1.650 metros sobre el nivel del mar, en el corazón del interior de Foja.

Estar a 1.650 metros de altura en las Montañas Foja fue como un sueño vuelto realidad para el equipo de seis investigadores: el botánico Wayne Takeuchi, el lepidopterólogo Henk van Mastrigt, los herpetólogos Steve Richards y Burhan Tjaturadi, el mamólogo Kris Helgen, y el ornitólogo Bruce Beehler. El vuelo en helicóptero duró 30 minutos hasta llevarnos a una

sección de bosque húmedo tropical montano que no mostró ninguna evidencia de haber sido impactado por el hombre: no habían carreteras, senderos, basura, aldea, televisión o radio. Raramente observamos a un avión jet de pasajeros pasar por las alturas, perturbando brevemente nuestro aislado ambiente silvestre. Nuestros seis guías locales, pertenecientes a las aldeas Kwerba y Papasena, estaban tan asombrados como nosotros. Ellos nos aseguraron que nunca habías visitado a esta región del interior de la Cordillera Foja. La vida silvestre, en muchas instancias, estaba notablemente incauta, lo cual es inusual en un lugar como Nueva Guinea, donde la cacería de subsistencia es crónica y penetrante. Las aves volaban alrededor de nuestro campamento y cantaban lujuriantes desde los árboles cercanos. Una rata gigante nos visitó cada noche para recolectar sobras. Más notable aún, durante una tarde lloviznosa, la tan perdida ave del paraíso llevó a cabo su complicado cortejo terrestre a plena vista de nuestra rústica mesa de comedor.



Nuestro equipo de 12 personas trabajó día y noche por 15 días, con el fin de aprender tanto como pudimos sobre la historia natural de esta cadena de montañas asombrosamente prístina y aislada.3 Mientras que el equipo de colina encontró que el bosque de su área apoyaba en su mayoría a especies comunes y de amplia distribución (las cinco probables especies nuevas de palmas fueron la excepción a esta regla), nuestro equipo de montaña encontró a un mundo de novedades biológicas:
  • Hasta 20 posibles nuevas especies de ranas;
  • De 5 a 10 especies nuevas de plantas;
  • 5 nuevas especies de mariposas;
  • Varias posibles nuevas especies de mamíferos, incluyendo a un mamífero grande (el canguro arborícola de manto dorado) nuevo para la lista nacional de Indonesia;
  • Una especie nueva de ave: el comedor de miel manchado de barbas;
  • La “perdida” ave del paraíso de Berlepsch (ver Figura 2)

Es más, creemos que existen docenas de especies nuevas adicionales en estos grupos taxonómicos que se podrían encontrar con un esfuerzo adicional.

Un llamado a la conservación

Encontrar especies nuevas en los bosques húmedos tropicales no es un evento raro. Entonces, ¿Qué tiene de asombrosa esta expedición y sus descubrimientos? ¿Por qué debemos asegurarnos que este mundo perdido de la biodiversidad permanezca intacto?

  • Cuando se complementa con el asombroso descubrimiento de más de cincuenta especies marinas nuevas en las aguas apenas al oeste de las Montañas Foja,4 la escala de los descubrimientos de biodiversidad que provienen de Nueva Guinea es asombrosa. La organización Conservación Internacional, la cual patrocinó y llevó a cabo tanto los estudios de campo terrestres como los marinos, está proponiendo nuevos estudios de campo, los cuales están claramente justificados. Hoy, Papua puede ser considerada como el “mundo perdido” para la biodiversidad novedosa y la situación es tal que un inventario biológico a nivel de provincia (tanto marino como terrestre) está justificado. Quizás apenas un 50% de las especies de ranas de Nueva Guinea han sido descritas.5
  • Esto ofrece una oportunidad para la colaboración institucional y para el entrenamiento de nuevos estudiantes de campo, beneficiando a Indonesia y a la ciencia de campo tropical. Un programa de gran escala y múltiple años de inventarios de campo, apareando a científicos de Indonesia e internacionales con estudiantes de investigación locales, montaría el escenario para un renacimiento de los estudios de campo para esta importante pero poco estudiada región del mundo tropical. Esto, a su vez, podría llevar a una expansión del ecoturismo en la Provincia, proveyendo así beneficios económicos locales.
  • La expansión de las investigaciones de campo y del ecoturismo podría impulsar un proceso de planificación para la conservación que podría ayudar a la región de Papua a diseñar y manejar una red de parques de bosque y marinos que podría convertirse en la envidia del mundo tropical. Esto ayudaría en gran medida en el tratamiento de las crecientes amenazas de la cacería furtiva, la sobre-cacería y el desarrollo desmedido de las operaciones de tala de árboles y de las plantaciones. En Papua, existe campo para el desarrollo y para la conservación, siempre y cuando ambos estén guiados por una cuidadosa planificación y manejo de estos recursos. Aún hay tiempo de tomar estos pasos.

La buena noticia es que las Montañas Foja ya son parte del sistema nacional de santuarios de vida silvestre de Indonesia. Sin embargo, debe notarse que las Fojas también son parte de las tierras tradicionales de varios grupos de pobladores del bosque, los cuales habitan los piedemontes que rodean a la cordillera. Los bosques constituyen el patrimonio de estas comunidades, es decir, su principal fuente de riqueza. La gente local obtiene del bosque alto de las Fojas lo siguiente:

  • Su agua pura para beber;
  • Su vida silvestre como alimento, tales como cerdos, casuarios, walabíes y canguros arborícolas;
  • Peces de los ríos;
  • Fibra y materiales de construcción de los bosques;
  • Historias, leyendas y mitos como un producto de su larga interacción con las colinas, los bosques, las plantas y los animales.

Se puede decir con cierta certeza que estas gentes locales del bosque son los verdaderos administradores de los bosques prístinos de las Montañas Foja. Cualquier plan de conservación sostenible para esta asombrosa región, debe colocar a estos grupos en el centro de cualquier acuerdo o plan futuro. Ellos son las voces que pueden hablar con autoridad sobre los bosques y ellos representan a la población que ya está en el lugar para proteger sus recursos naturales de las presiones continuas del desarrollo a gran escala, el cual llegará a sus puertas durante las décadas futuras. El mandato de las organizaciones de conservación, tales como Conservación Internacional y sus agencias gubernamentales de contrapartida, es el de trabajar muy cercanamente a estos grupos locales para el bien de este recurso de significado global.


© 2007, American Institute of Biological Sciences. Los educadores tienen permiso de reimprimir artículos para su uso en las clases; otros usuarios por favor comunicarse con el editor para solicitar permisos de reimpresión. Por favor ver políticas de reimpresión.

Sobre la autora:
El Dr. Bruce M. Beehler es un ornitólogo y un ecólogo tropical que ha estado estudiando a la biodiversidad de la isla de Nueva Guinea desde 1975. Su tesis de doctorado trató sobre cuatro especies de aves del paraíso de Nueva Guinea. Actualmente sirve como vicepresidente para los Programas de las Islas del Pacífico en el Centro de Melanesia para la Conservación de la Biodiversidad, Conservación Internacional, en Washington, D.C.
http://conservation.forumone.com/content/expert/detail/649

 

 
 


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Referencias del artículo:
Estas referencias están en inglés. Las referencias no han sido traducidas al español dado que la mayoría de los artículos citan fuentes en el idioma inglés. 
1) Gilliard, E. T. 1969. The Birds of Paradise and Bower Birds. Garden City, NY: Natural History Press.
2) Diamond, J. M. 1982. Rediscovery of the yellow-fronted gardener bowerbird. Science 216: 431-434.
3) Beehler, B. M. 2006. The lost world. Living Bird 25(3): 14-24.
4) Eilperin, J. 2006. New sharks, coral found in Indonesian province. Washington Post, 18 September, page A8.
5) S. Richards, personal communication, Oct. 2006.