Las encontramos
reposando en estantes,
en gavetas o apiladas en
enormes cuartos
refrigerados. Las
encontramos en bolsas de
papel, en latas de metal
y en sobres de papel de
aluminio. Algunas viven
sus breves vidas en
tubos de ensayo de
vidrio bajo luces
artificiales. Otras son
prácticamente inmortales,
bañadas en Nitrógeno
líquido a 196 °C bajo
cero. Algunas se las
juegan en espacios
abiertos.
Ellas son los depósitos
que se encuentran en los
bancos de genes de
plantas del mundo,
muestras vivas de las
plantas de las cuales
depende la humanidad,
tan valiosas como la
vida misma. La simple
frase "banco de genes"
cubre muchas
posibilidades, desde las
masivas colecciones
mantenidas y acumuladas
en edificios complejos
hasta un campo sencillo
con unas pocas plantas
etiquetadas. Los bancos
de genes son colecciones
ex situ. Esto es,
comprenden las muestras
de plantas guardadas
fuera de sus lugares
originales, alejadas de
los ambientes en donde
crecen naturalmente. El
propósito principal de
los bancos de genes es
la conservación y el
resguardo de la
diversidad vegetal. Por
ejemplo:
-
Puede consistir en
la diversidad de una
sola especie y de
sus parientes
silvestres, como por
ejemplo, las más de
100,000 muestras de
arroz y de sus
parientes,
recolectadas por
todo el mundo y
mantenidas por el
Instituto
Internacional de
Investigaciones
sobre el Arroz en
las Filipinas.
-
También puede ser
una pequeña
colección de árboles
frutales de
importancia local,
como por ejemplo
aquellos escogidos y
coleccionados por
los niños de escuela
de Sarawalk, en
Borneo.
Es imposible determinar
exactamente cuando
comenzó la recolección
de los recursos
genéticos vegetales del
mundo. La gente ha
venido recolectando y
conservando plantas en
jardines botánicos por
muchos cientos de años.
El gran pionero de la
era moderna fue el
académico ruso Nikolai
Ivanovich Vavilov
(1887-1943). En una
serie de expediciones
tanto extraordinarias
como intrépidas,
principalmente entre los
años de 1916 y 1933,
Vavilov y sus numerosos
discípulos recolectaron
más de 250,000 muestras
de plantas provenientes
de todo el mundo.
Vavilov tuvo problemas
con el régimen de
Stalin, pero su nombre
ha sido apropiadamente
honrado por el Instituto
N. I. Vavilov de
Industrias Vegetales (VIR
en sus siglas en ruso)
en San Petersburgo, el
cual contiene uno de los
bancos de genes más
importantes del mundo.
Hoy en día, la sección
de Información Mundial y
Sistemas de Aviso
Temprano sobre Recursos
Genéticos de Plantas (WIEWS)
de la Organización de
las Naciones Unidas para
la Agricultura y la
Alimentación (FAO) lista
unos:
-
1,460 bancos de
genes en el mundo
-
incluyendo 465 en
Europa, 468 en
América y 298 en
Asia.
Colectivamente, los
bancos de genes del
mundo mantienen más de
5.4 millones de muestras,
aunque muchas son
duplicadas, por lo que
el número de accesiones
genuinamente distintas
es considerablemente
menor.
Como funcionan los
bancos de genes
Nuestros cultivos más
valiosos, trigo, arroz y
maíz, los cuales proveen
a la humanidad con la
mitad de las calorías
necesarias, producen
semillas que son fáciles
de almacenar. Este es el
caso de muchos otros
cultivos importantes.
Para poder entrar a un
banco de genes,
-
las semillas son
limpiadas, secadas y
guardadas en una
jarra o paquete
sellado;
-
para el
almacenamiento a
mediano plazo (entre
20 y 30 años), las
semillas son
mantenidas a la
modesta temperatura
de 5 °C;
-
para el
almacenamiento a más
largo plazo (hasta
100 años) las
semillas son
almacenadas entre
-18 y -20 °C.
Las semillas secas
mantenidas a baja
temperatura pueden
permanecer viables (capaces
de germinar) por muchas
décadas y, en algunos
casos, hasta por siglos.
Sin embargo, la
viabilidad declina a
medida que pasa el
tiempo, de manera que
las semillas deben ser
plantadas y crecidas
cada cierto número de
años para que produzcan
material fresco. Estas
plantas deben ser
cultivadas con sumo
cuidado y aisladas de
tal manera que no
recojan polen de otras
plantas cercanas a ellas,
lo cual las "contaminaría"
genéticamente. Estos
procedimientos son
tecnológicamente
simples, pero en
conjunto añaden costos a
la conservación.
Sin embargo, con algunas
plantas, incluyendo
algunos de los cultivos
más importantes en los
países en desarrollo,
los problemas técnicos
no son tan fáciles de
resolver.
-
Muchos cultivos
vitales, entre ellos
la papa, el ñame y
la mandioca, por lo
general no se
propagan por semilla.
En vez, los
agricultores los
cultivan a través de
tubérculos o rizomas
u otros órganos de
almacenaje. La papa,
el ñame, la mandioca
y otras plantas
también se pueden
reproducir
sexualmente y
producir semillas
propias. Sin
embargo, cuando lo
hacen, ellas
recombinan a sus
genes de manera tal
que las papas o los
ñames que crecen de
las semillas propias
no son genéticamente
idénticos a las
plantas que los
produjeron. Las
cualidades
particulares de las
variedades
específicas se
pierden, a menos que
se almacenen los
tubérculos mismos.
La naturaleza diseñó
a los tubérculos
como órganos de
almacenaje. A pesar
de que técnicamente
no es difícil
mantenerlos (aunque
por solo tiempos
cortos), los
tubérculos ocupan
mucho más espacio
que las semillas
propias y deben ser,
en general,
regenerados (replantados)
mucho más
frecuentemente.
-
Otras plantas
conllevan
dificultades más
grandes. Muchos
bananos y plátanos
cultivados no
producen semilla del
todo, es decir, son
sexualmente
estériles y tampoco
producen órganos
naturales de
almacenamiento.
Ellos se propagan
por algún tipo de
corte o de retoño.
Tradicionalmente,
los agricultores
simplemente
mantenían en el
campo sus variedades
preferidas de banano
y de plátano,
propagándolas de año
a año. Las
variedades también
pueden ser
conservadas como
plantas enteras en
bancos de genes en
el campo. Sin
embargo, aunque sea
por seguridad, es
deseable también
mantener estas
variedades ex
situ. A pesar de
que el poder
almacenar a plantas
que no producen ni
semilla ni órganos
naturales de
almacenaje es
claramente un reto,
la mayoría de los
problemas técnicos
han sido resueltos.
Desde los años 60,
ha sido posible
mantener a plantas
en un bancos de
genes in vitro:
las células son
crecidas en un gel y
alimentadas con
nutrientes y
hormonas adecuadas
para poder obtener
plantas completas.
Además, se está
haciendo cada vez
más factible el
almacenar a células
por períodos más
largos por medio de
la criopreservación,
una forma
especializada de
congelamiento usando
Nitrógeno líquido a
-196 °C.
-
Finalmente, una gran
variedad de plantas,
particularmente
árboles tropicales,
producen semillas
que son "recalcitrantes"
en varias formas.
Por ejemplo, las
semillas de ciertos
árboles tropicales
germinan cuando aún
están unidas a la
planta madre: la "semilla"
que cae al suelo ya
es una plántula. Las
semillas
recalcitrantes no se
pueden almacenar
simplemente
secándolas y
enfriándolas. De
hecho, ellas
consideran estos
tratamientos como un
insulto severo que
las hace morir
rápidamente. Ellas
requieren métodos
mucho más
sofisticados, los
cuales en cierta
forma deben ser
adecuados
individualmente a
sus necesidades
específicas. Los
problemas especiales
asociados con la
conservación de
estas especies
aumentan los costos.
Por qué son
importantes los bancos
de genes?
Una de las razones para
preservar la diversidad
de los cultivos en
bancos de genes es que
los cultivos se
encuentran amenazados en
otros sitios. La
destrucción de hábitats
continúa como una
consecuencia de las
actividades humanan
insostenibles. Con la
desaparición de los
hábitats, las plantas
también desaparecen. Una
de las amenazas a la
diversidad es la
agricultura avanzada. A
medida que nuevas
variedades aparecen en
el mercado y son
adoptadas por los
agricultores por sus
beneficios genuinos,
estas nuevas variedades
pueden desplazar la
diversidad que se
encontraba allí antes.
Esto es especialmente
irónico, pues el
desarrollo de variedades
avanzadas se basa en la
diversidad existente, lo
cual hace imperativo que
esta diversidad se
conserve y se tenga
disponible en alguna
parte.
Existen muchas
instancias de
cultivadores que han
encontrado en los bancos
de genes una solución a
algún problema que los
acosa. Por ejemplo: la
mosca de Hess (Mayetiola
destructor) es un
insecto plaga que
devasta a los cultivos
de trigo por todo el
mundo. Los estimados del
daño económico que causa
varían grandemente.
-
Se estima que en un
año, los
agricultores de
trigo de los Estados
Unidos perdieron
unos $100 millones.
-
En Moroco, un sitio
principal de ataque
de la mosca de Hess,
los daños han sido
de hasta $300
millones por año,
algo que este país
no puede aguantar.
Las variedades
resistentes pueden
reducir el daño hasta
menos de un 1%. Para
crear estas variedades,
los cultivadores de los
Estados Unidos y de
Siria han explorado
muestras de trigo y de
sus parientes que se
encuentran depositadas
en bancos de genes.
Ellos encontraron 15
nuevas fuentes de
resistencia y las han
utilizado para generar
nuevas variedades de
trigo resistentes, las
cuales ayudan a los
agricultores de Moroco,
de los Estados Unidos y
de otras partes donde la
mosca de Hess es un
problema.
Una función importante
de los bancos de genes
es la de llenar las
necesidades de los
cultivadores de nuevas
variedades. Sin embargo,
los bancos de genes
están cumpliendo otros
papeles adicionales. En
el período que sigue a
los desastres, tanto
naturales como humanos,
los bancos de genes son
los repositorios no solo
de las semillas que los
agricultores necesitan,
sino también de las
técnicas y del
conocimiento esencial.
Por ejemplo, veamos el
caso de Ruanda:
-
Las Semillas de
Esperanza era
una coalición de 16
centros de
investigación
internacionales y 9
nacionales, los
cuales ayudaron a
restaurar a la
agricultura después
del final del
genocidio en Ruanda.
Durante un punto en
1994 cuando la
guerra escaló a
nuevos niveles, más
de 800,000 personas
fueron asesinadas y
unos dos millones
desplazadas en solo
dos meses.
-
La agricultura, de
la cual vive más del
90% de la población
de Ruanda, fue
afectada fuertemente,
con un pico en las
perturbaciones
durante la parte más
importante de la
estación de
crecimiento. El
mundo se preocupó
sobre la pérdida de
las cosechas,
estimadas en un 60%,
y de la hambruna que
podría seguir.
-
Sin embargo, la
preocupación también
se enfocó en el
riesgo a uno de los
tesoros nacionales
muy particulares de
Ruanda: la
diversidad de sus
granos. La gente de
Ruanda cultiva el
mayor número de
variedades de granos
en el mundo, por lo
menos 600 tipos
diferentes, en un
país aproximadamente
del tamaño de Suiza.
Varios miembros del
consorcio de Las
Semillas de
Esperanza poseían
colecciones de
granos de Ruanda en
sus bancos genéticos.
Entre sus muchas
actividades, Las
Semillas de
Esperanza se preparó
para traer de vuelta
a los agricultores
las variedades de
los cultivos que
habían sido
originalmente
recolectados de
ellos mismos. El
consorcio multiplicó
1.5 toneladas de
semillas de más de
275 variedades
diferentes.
Las experiencias en
Ruanda han guiado a los
esfuerzos más recientes
para la restauración de
la agricultura en, por
ejemplo, Afganistán.
Después de la guerra y
de la sequía más
pronunciada en 40 años,
se estableció un nuevo
consorcio para
suministrar semillas y
conocimiento. Muchas de
las semillas provinieron
de bancos de genes con
variedades de Afganistán
en sus colecciones. Los
bancos de genes son
ahora componentes
importantes en las
respuestas a las guerras,
huracanes, sequías y
desastres.
Los bancos de genes
también se están viendo
involucrados
directamente en las
vidas de los
agricultores pobres. La
diversidad es una de las
mejores estrategias que
los agricultores tienen
para sobrevivir. Los
agricultores que crecen
una diversidad de
especies se protegen
contra los desastres que
destruyen a una de sus
especies. Además, la
diversidad de variedades
de una misma especie
hace un mejor uso de las
diferentes condiciones
ambientales. Al haber
perdido a veces algunas
de sus variedades
locales, como por
ejemplo, después de
adoptar a una nueva
variedad mejorada, los
agricultores pueden
dirigirse al banco de
genes para obtener
nuevos materiales para
probar. Esto ha sido un
factor en la dispersión
de mejores variedades de
taro, una cosecha de
raíz de alto contenido
de almidón que también
se cultiva para el uso
de sus hojas a lo largo
de muchos de los países
islándicos del Pacífico.
Los bancos de genes han
organizado ferias de
diversidad en los cuales
los agricultores se
reúnen para intercambiar
variedades y los
conocimientos asociados
con ellas.
No todo está bien
En general, el estado de
las colecciones de genes
de plantas cultivadas en
el mundo parece ser
alentador. Los bancos de
genes han crecido
rápidamente en las
últimas dos décadas
(solo existían 54 bancos
de genes en el mundo a
finales de los años 70)
y el número total de
accesiones bajo
conservación, que ya se
cuenta por varios
millones, es
impresionante. Sin
embargo, existen vacíos
mayores en las
colecciones actuales,
particularmente en
cultivos como la
mandioca que deben ser
almacenados como
tubérculos. Más aún,
muchos de los bancos de
genes existentes no
están a la par de los
estándares mundiales de
manejo para bancos de
genes.
Idealmente, los bancos
de genes deben cumplir
con tres criterios
principales. Ellos deben
ser capaces de:
-
almacenar accesiones
por largos períodos
de tiempo;
-
duplicar y regenerar
el material cuando
sea requerido; y
-
tener la capacidad
de documentar y
almacenar
información sobre el
material vegetal en
sus colecciones.
Sin embargo, para 1998:
-
75 países dijeron
que tenían plantas
físicas para
almacenar semillas
por períodos de
mediano a largo
plazo, pero menos de
la mitad (35) fueron
capaces de cumplir
con los estándares
de manejo acordados
internacionalmente.
-
El resto reportó una
falta de planta
física para el
secado de semillas,
problemas en el
mantenimiento de
equipo y fuentes de
energía no
confiables.
-
Otros 56 países
dijeron que su
planta física solo
era capaz de
almacenar por
períodos cortos o a
mediano plazo.
En resumen, el valor
agrícola mundial más
importante no está tan
asegurado como debería
estarlo. Debemos dar un
apoyo financiero
asegurado, inexpugnable
y permanente al trabajo
necesario para conservar
a la diversidad de las
plantas.
Desafortunadamente, esto
ha probado ser
políticamente difícil.
El apoyo para las
actividades de cuidado a
largo plazo es precario
y difícil de justificar,
especialmente desde un
punto de vista
mentalmente angosto y
visto económicamente a
corto plazo. Sin
embargo, al enfrentarnos
al reto de reconstruir
la base económica
destruida de un país, o
cuando una muestra entre
50,000 contiene los
rasgos exactos que los
agricultores necesitan,
el valor de los bancos
de genes es literalmente
casi imposible de
calcular. Desde este
punto de vista, los
bancos de genes son como
la póliza de seguros
para el futuro de la
agricultura. Y es aquí
donde reside una parte
del problema. Cuando las
cosas se ponen duras, el
recortar los gastos del
seguro parece ser una
buena idea. De hecho,
mucha gente escoge no
asegurar del todo a sus
posesiones. Esto puede
estar bien si estas
posesiones son fáciles
de reemplazar y si sus
descendientes no tienen
ninguna expectativa
sobre ellas. Pero la
diversidad de los
cultivos, una vez
perdida, es imposible de
reemplazar.
Afortunadamente, los
países se han unido bajo
la Organización de las
Naciones Unidas para la
Agricultura y la
Alimentación (FAO) para
apoyar un plan que
crearía el Fondo Global
de Conservación, el cual
proveería una fuente
permanente de apoyo
financiero para los
preciosos depósitos de
diversidad contenidos en
los bancos de genes. El
financiamiento para el
fondo aún no ha sido
obtenido, pero por lo
menos el Fondo ya ha
comenzado a proteger a
los bancos de genes que
protegen a nuestro
futuro.
© 2003, American
Institute of Biological
Sciences. Los educadores tienen
permiso de reimprimir
artículos para su uso en
las clases; otros
usuarios por favor
comunicarse con
el
editor
para solicitar
permisos de reimpresión.
Por favor ver
políticas de reimpresión.
Sobre el autor:
El Dr. Geoffrey C.
Hawtin es el Director
General del Instituto
Internacional de los
Recursos Genéticos
Vegetales (IPGRI), con
sede en Roma, Italia, la
más grande organización
dedicada exclusivamente
a la conservación y al
uso de la biodiversidad
agrícola. Además de su
trabajo en recursos
genéticos vegetales,
Hatwin es un experto en
la agricultura de las
regiones áridas. Antes
de entrar a su puesto
actual, trabajó con el
Centro Internacional de
Investigaciones sobre el
Desarrollo de Canadá,
con el Programa de
Desarrollo de la
Agricultura para las
Regiones Áridas de la
Fundación Ford, en el
Líbano, y para el Centro
Internacional para la
Investigación en Zonas
Áridas en Aleppo, Siria,
y como Profesor Asociado
de la Universidad
Americana de Beirut. El
Dr. Hawtin, de doble
nacionalidad, Canadá e
Inglaterra, posee un
doctorado de la
Universidad de
Cambridge, en Inglaterra.
(Noviembre 2003, puesta
al día: Geoffrey Hatwin
actualmente es
Secretario Ejecutivo
Interino del Fondo
Global de Diversidad de
Cultivos (Global Crop
Diversity Trust), AGPD,
FAO, Roma, Italia,
teléfono: (39)
0657053841; correo
electrónico:
geoff.hawtin@fao.org)
http://www.startwithaseed.org/items/governance.php?itemid=158
El Dr. Jeremy Cherfas es
biólogo, escritor en
ciencias y narrador con
conexiones en varias
organizaciones,
incluyendo el Grupo de
Documentación,
Información y
Entrenamiento para las
oficinas centrales del
IPGRI, en Italia; el
Concejo de
Investigaciones en
Biotecnología y Ciencias
Biológicas del Reino
Unido; y el Centro de
Investigaciones de Elm
Farm, también en el
Reino Unido. Sus libros
incluyen La Cacería
de la Ballena: Una
Tragedia que debe
Detenerse (1990),
El Manual de los
Rescatadores de Semillas
(1996) y Ciencia
Esencial: El Genoma
Humano (2002, con
John Gibbon).
http://www.bioversityinternational.org/About_Us/Staff
/file.asp?fullname=CHERFAS,%20Dr%20Jeremy
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