Los jardines, en
la forma de
paisajes con
árboles
dispersos y
áreas especiales
entremezcladas
con áreas
abiertas o con
cuerpos de agua,
son altamente
atractivos a
nuestro sentido
de la estética y
a nuestra
necesidad de
percibir y
organizar al
mundo natural.
Estos lugares
pueden hasta
apelar a la
memoria genética
de los remotos
orígenes de la
humanidad en las
sabanas
africanas. Sin
lugar a dudas,
las flores y la
casi infinita
diversidad de
sus frutos
influenciaron la
supervivencia y
las habilidades
de los primeros
homínidos y las
habilidades de
los humanos
modernos de
habitar cada
rincón del
planeta.7
Las plantas con
flores se
originaron
durante el
Período Cretáceo,
hace casi 100
millones de años,
cuando África y
Sudamérica aún
estaban
conectadas. La
dramática
coevolución de
las plantas con
flores y sus
insectos
polinizadores le
dio color a la
cara del planeta
y montó el
escenario y
monto el
escenario para
que nuestros
ancestros,
dominados por el
sentido de la
vista,
emergieran
millones de años
después.
El fallecido
antropólogo
Loren Eiseley,
de la
Universidad de
Pennsylvania,
exclamó “el peso
de un pétalo
cambió la cara
del mundo y lo
hizo nuestro.”4
¿Qué son los
jardines
botánicos?
Algunas personas
tienen la
equivocada
impresión que
los jardines
botánicos son
parques que
carecen de
diversión o
atractivo, algo
así como los
museos del Siglo
XIX donde las
plantas tienen
etiquetas con
nombres
impronunciables.
Al contrario,
los jardines
botánicos
modernos son
tesoros globales
en una era de
crisis ecológica.
Los más de 2000
jardines
botánicos del
mundo son
lugares
dedicados a la
cultura, al
estudio y a la
exhibición de
colecciones
documentadas de
plantas vivas.12,13
Más aún, ellos:
-
Están
comprometidos
a desarrollar,
documentar,
verificar,
mantener,
compartir,
propagar y
diseminar sus
colecciones de
plantas, tal y
como lo dice
una
descripción
ofrecida por
la Asociación
Norteamericana
de Jardines
Botánicos y
Arboretos (AABGS
en sus siglas
en inglés.)11
-
Sirven como
centros de
referencia
para la
identificación
de plantas,
para el
registro de
variedades
cultivadas,
para
nomenclatura y
para la
exploración de
las plantas.
-
Y, para
algunas
especies
amenazadas,
ellos se han
convertido en
la última
esperanza para
su precaria
supervivencia.
Puesto de una
forma simple,
los jardines
botánicos
modernos son
lugares
escolásticos
para la
investigación y
para la
conservación de
plantas.
La tradición
occidental de
los jardines
botánicos
El origen de los
jardines
botánicos puede
ser trazado a
los comienzos de
la humanidad y
se han
encontrado en
todas las
culturas, tanto
pasadas como
presentes. En el
mundo
occidental, los
jardines
experimentaron
una metamorfosis:
Jardines
Medicinales:
Siglos XVI y
XVII
Las
instituciones
europeas
tempranas eran
jardines
medicinales,
también llamados
jardines físicos
o jardines de
los simples (como
por ejemplo, el
Giardino dei
Semplici de
Florencia), cuyo
papel principal
era la provisión
de materiales
para las
facultades de
medicina en
Italia, Francia
y en otros
países
occidentales.
Los jardines
medicinales más
antiguos en
Europa fueron
todos
establecidos en
los siglos XVI y
XVII: Pisa
(1543), Zurich
(1560), París
(1597), Oxford
(1621), Berlín
(1679), y otros.9,11
Jardines
Coloniales:
Siglos XVII y
XVIII
Más adelante,
los gobiernos
crearon jardines
botánicos
tropicales como
instrumentos de
la expansión
colonial y el
desarrollo
comercial.2
Como ejemplo,
vienen a la
memoria el
celebrado jardín
Botánico de
Calcuta del
Siglo XVIII y
los Jardines
Botánicos Reales
de
Pamplemoussess
en Mauricio,
África.
Jardines de
Linnaeus (Linneo):
Siglos XVIII y
XIX
Gradualmente,
las exhibiciones
estrictamente
utilitarias
dieron paso a
los estudios
comprehensivos
de las plantas.
Basados en el
trabajo de
Carolus Linnaeus
(o Carlos Linneo,
1707-1778)15,
conocido como el
padre de la
taxonomía
moderna, los
jardines fueron
diseñados en
forma tal para
mostrar las
relaciones entre
las plantas. Los
jardines
botánicos de
Europa
recibieron en
esta época
grandes
cantidades de
material vegetal
vivo y
preservado,
especialmente
proveniente del
Nuevo Mundo,
para ser
exhibidos,
estudiados e
identificados. A
medida que la
taxonomía ganaba
prominencia, los
jardines
botánicos
enfatizaban sus
herbarios, sus
laboratorios y
sus bibliotecas,
más aún que sus
colecciones
vivas, en las
cuales se
comenzaba a
hacer menos
investigación.
Jardines
Cívicos:
Siglos XIX y XX
Los jardines
municipales
fueron fundados
en los Siglos
XIX y XX (por
ejemplo, el
Jardín Botánico
de Missouri, en
1859), los
cuales avanzaron
los aspectos
horticulturales
de las
colecciones
vivas.
Jardines
Especializados:
Siglos XX y XXI
Los jardines
especializados o
de especialistas,
tales como las
estaciones
experimentales y
los jardines de
orquídeas,
emergieron en el
Siglo XX
enfatizando la
investigación en
grupos
particulares de
plantas. Las
exploraciones
florísticas y
los estudios
taxonómicos,
especialmente en
localidades
tropicales
remotas, le
permitieron a
los jardines
botánicos
expandir sus
colecciones
vivas y
preservadas.
También les
permitió avanzar
su posición como
centros líderes
de investigación
para la
conservación de
las plantas.
Jardines
Santuario:
Siglos XX y XXI
Hoy en día,
mucha de la
responsabilidad
de la protección
genética de
especies
amenazadas,
conjuntamente
con la
protección ex
situ de plantas
de importancia
ecológica y
económica,
reside en los
jardines
botánicos. Por
ejemplo, el
Jardín Botánico
Marie Selby, en
Sarasota, estado
de la Florida,
propaga un
pequeño número
de especies que
se encuentran
listadas como no
existentes en su
ambiente
natural:
Anthurium
leuconeurum
(Aracea) de
Chiapas, México;
Epidendrum
ilense (Orchidaceae)
de la Provincia
de Pinchincha,
en Ecuador;
Platycerium
grande (Polypodiaceae)
del Cerro
Banahau en las
Filipinas; y
otras. Estas
especies pueden
depender del
apoyo de los
científicos y
horticulturistas
entrenados del
Jardín para su
supervivencia.
Los jardines
botánicos se han
convertido en
los abanderados
de los esfuerzos
botánicos
internacionales
en servicio de
la ciencia y de
la humanidad
durante una
época de crisis
ecológica sin
paralelo.2
Administración y
cuidado en una
era de crisis
Los botánicos
han identificado
a más de 400,000
especies de
plantas en el
mundo. Sin
embargo:
-
Aproximadamente
34,000 se
encuentran
amenazadas
hoy en día6
-
Dos tercios
de las
especies de
plantas del
mundo se
encuentran
en peligro
de extinción
durante lo
que queda
del Siglo
XXI3
-
De las
20,000
especies de
plantas
conocidas
para los
Estados
Unidos, más
de 200 ya
habían
desaparecido
al final del
Siglo XX;
otras 600 a
700 especies
e encuentran
en peligro
inminente.10
Estas especies
de plantas se
encuentran en
peligro debido a
una creciente
población humana
que a su vez
afecta a las
causas
proximales,
tales como la
deforestación,
la pérdida de
hábitats, la
dispersión de
especies
invasivas y la
expansión
agrícola.3,6
Dada la
deplorable tasa
de deforestación
a lo largo del
trópico, donde
se encuentra la
mayor parte de
la biodiversidad
del planeta, nos
enfrentamos a la
posible pérdida
de miles de
especies de
plantas en todo
el mundo en las
próximas décadas
a menos que
llevemos a cabo
un esfuerzo
conjunto y
colaborativo
para
conservarlas.
La conservación
no es siempre
sinónima con la
preservación. La
conservación
implica el
manejo sabio. La
preservación
significa el
poner de lado o
guardar. Sin
embargo, la
preservación
puede ser una
estrategia de
conservación
para recursos
naturales que
son raros, no
renovables o
irremplazables.
Por ejemplo, las
autoridades de
un bosque o
reserva nacional
pueden decidir
proteger a una
zona de bosque
maduro y no
permitir la
cacería, la tala
u otras
actividades o
usos extractivos
debido al valor
general de esta
área para la
posteridad.
Entonces, la
conservación es
un término
sombrilla que
ampliamente
cubre el uso y
el no uso de los
recursos
naturales,
dependiendo de
nuestra
estrategia de
manejo.
Idealmente, esta
estrategia
debería estar
basada en cuatro
consideraciones:1
-
¿Qué
servicio
de
ecosistema
provee
este
recurso?
-
¿Cuál es
el
beneficio
económico
del
recurso?
-
¿Cuál es
el
valor
estético
del
recurso?
-
¿Cuál es
el
valor
ético
del
recurso?
Servicios de los
ecosistemas
Los servicios
provistos por la
naturaleza son
fáciles de tomar
por alto, por
ejemplo:
-
Agua y
aire
limpio
-
Ciclado
de
Nitrógeno
-
Descomposición
-
Control
de la
erosión
-
Estabilidad
del
clima
Es casi
imposible poner
un valor
monetario a
estos beneficios
y los intentos
de reemplazarlos
con tecnologías
humanas han
caído cortos
consistentemente.
Los manglares
son altamente
superiores a los
paredones
marinos o
rompeolas,
protegiendo a
nuestras costas
de la erosión de
las olas y
actuando como
barreras vivas y
resistentes ante
los embates de
los huracanes.
Las bacterias
regresan
Nitrógeno
gaseoso de la
atmósfera hacia
otros organismos
vivientes, donde
es un componente
esencial para la
construcción de
proteínas. Aún
no se ha podido
inventar nada
que pueda
reemplazar o
imitar esa
función antigua
a escala global.
Estos servicios
poseen un valor
incalculable
para todos los
seres vivos del
planeta.
Beneficios
económicos
Muchas plantas
nos proveen
alimento,
habitación,
combustible,
ropa y medicinas.
Las etnias
indígenas
enfrentan esta
realidad todos
los días. La
gente en los
Estados Unidos y
en otros países
afluentes puede
pensar que ellos
viven removidos
de los
ecosistemas
locales, aunque
la realidad es
que nadie se
escapa
completamente de
la naturaleza.
Siendo una
especie global,
nosotros
obtenemos
nuestro sustento
de nuestros
alrededores. Por
ejemplo:
-
El 50%
de
nuestras
medicinas
se
derivan
de las
plantas
-
El 25%
de
todas
las
medicinas
de
receta
tienen
su
origen
en los
bosques
tropicales
El árbol de
cinchona o árbol
de la quina (Cinchona
officinalis)
de los bosques
tropicales del
este de los
Andes produce la
droga
antipalúdica
llamada quinina.
La vinca o
vincapervinca
rosa (Catharanthus
roseus) de
Madagascar
produce una
cantidad de
alcaloides, dos
de los cuales
han llevado al
descubrimiento
de tratamientos
efectivos para
el cáncer.
Además de su
valor medicinal,
las plantas nos
proveen de
muchos otros
beneficios:
productos
alimenticios,
materiales de
construcción,
papel,
ornamentos, leña
para los fuegos,
gas verde, hasta
control de
plagas (por
ejemplo, el uso
de la planta
carnívora del
género
Utricularia
para atrapar
insectos plaga
en lagunas). La
vida en el
planeta, mucha
de la cual
permanece sin
explorar,
representa una
cornucopia de
recursos
naturales para
la humanidad.
Valor
estético
Además de
derivar nuestro
sustento directa
e indirectamente
de la rica
biodiversidad
del planeta,
también le damos
valor a la
riqueza de las
especies debido
por:
-
La
recreación
-
La
investigación
científica
-
El
sentido
de
maravilla
-
Y la
compañía
primordial
Las tempranas
exploraciones
del dosel de los
bosques húmedos
tropicales
produjeron
nuevos tipos de
organismos y
nuevos procesos
ecológicos
previamente
desconocidos.
Los pescadores,
los cazadores,
los esquiadores,
los golfistas,
los dueños de
mascotas y los
dueños de botes
todos valoran a
las áreas
abiertas que
apoyan a sus
deportes o a su
sustento. ¿Y
quién puede
decir cómo han
sido afectados
los creyentes de
las mayores
religiones del
mundo por el
mundo natural
del cual
emergieron sus
credos?
Valor ético
¿Cuál es la base
moral para la
conservación de
nuestros
recursos
naturales,
especialmente
los más
diminutivos y
menos glamorosos,
como son las
bacterias, los
musgos y los
gusanos? Algunos
científicos
argumentan que
la moral es la
razón más válida
que apoya a
nuestras
estrategias de
manejo,
obligándonos a
hacer todo lo
posible para
prevenir la
extinción
causada por el
hombre de
especies en
cualquier lugar
del planeta.
Para muchos
científicos, la
preservación
in situ de
las especies es
el primer
mandamiento de
la conservación.
Como escribió
Aldo Leopold en
su libro A
Sand County
Almanac (El
Almanaque del
Condado Sand):
“El guardar cada
engranaje y cada
rueda es la
primera
precaución del
manipulador
inteligente.”8
La educación
y la ética
ambiental
La educación y
la ética son
componentes de
una fórmula
vital para
nuestra
supervivencia en
un planeta
antiguo y
recientemente
amenazado. Los
botánicos han ya
documentado las
amenazas
constantes que
enfrentan los
trópicos y sus
plantas. Datos
recientes de la
última versión
del Libro
Rojo de Especies
Amenazadas
de la Unión
Mundial para la
Naturaleza (UICN),
publicado en
Septiembre del
2000, indican
que la crisis de
extinción global
es peor de lo
que se pensaba
anteriormente:14
-
No
solo
ha
aumentado
la
magnitud
del
riesgo
a
medida
que
las
áreas
boscosas
se
encogen
en
todo
el
mundo,
pero
también
ha
disminuido
significativamente
la
capacidad
de
los
bosques
remanentes
de
mantener
su
biodiversidad.
-
Las
especies
de
plantas
están
declinando
más
rápidamente
en
Centro
y
Sudamérica,
históricamente
áreas
importantes
para
muchos
jardines
botánicos,
así
como
también
en
África
Central
y
Occidental
y
en
el
sudeste
de
Asia.
-
Algunas
plantas
ya
no
se
pueden
encontrar
en
su
ambiente
natural.
Los
botánicos
han
catalogado
y
preservado
a
muchas
especies
de
orquídeas
y
bromeliáceas
que,
debido
a
la
destrucción
de
hábitats
tropicales,
puede
que
solo
existan
hoy
en
día
en
invernaderos.
En resumen, las
plantas que
forman la base
de la misión
principal y de
la ética de los
jardines
botánicos se
encuentran bajo
seria amenaza a
lo largo del
planeta. Un
compromiso
sólido a la
educación y a la
ética puede
cambiar esta
pasmosa
tendencia,
lanzando a los
jardines
botánicos como
líderes en el
manejo ecológico.
Conclusión:
el peso de un
pétalo
Muchos de los
jardines
botánicos
modernos
comenzaron su
existencia en
tiempos muy
diferentes. Hace
25 años, las
amenazas a los
sistemas
tropicales no
habían sido tan
ampliamente
documentadas
como lo están
ahora. En ese
entonces, apenas
habíamos
comenzado
nuestras
exploraciones de
los doseles de
bosque del mundo.
Hoy sentimos el
inminente
colapso de
ecosistemas
completos,
incluyendo
muchos hábitats
vitales para
especies de
plantas
amenazadas. La
misión inicial
de los jardines
botánicos dio
prioridad a la
exploración y el
catálogo de las
riquezas de la
flora de los
bosques
tropicales que
formaron la base
de sus
colecciones de
plantas. Hoy, la
exploración y la
colección de
especies están
siendo
crecientemente
limitadas por
las regulaciones
internacionales
y porque los
jardines
botánicos están
expandiendo su
misión para ser
más relevantes
en los próximos
25 años.
Los botánicos
ahora reconocen
sin duda alguna
las conexiones
ecológicas
temporales y
espaciales que
operan dentro de
las comunidades
de plantas. Ya
no podemos
simplemente
concentrarnos en
la recolección
de especies
raras o exóticas,
sino también
incluir la
conservación
in situ y
ex situ de
sus asociados
ecológicos.
Gracias a los
esfuerzos
pioneros durante
los pasados 25
años en muchas
regiones remotas,
especialmente en
los doseles de
los bosques
húmedos
tropicales,
ahora se sabe
cuan poco
conocemos acerca
de la
biodiversidad y
de la riqueza
ecológica de las
plantas del
mundo, y cuanto
esfuerzo es
necesario para
poder
conservarlas.
Los jardines
botánicos pueden
cambiar al mundo
como
instituciones
abanderadas para
la investigación
y la educación
sobre el reino
de las plantas.
Las plantas
representan la
base de la mayor
parte de la vida
en el planeta.
Así como el peso
de un pétalo, un
pequeño grupo de
jardines
botánicos a lo
largo del mundo
puede ayudarnos
a manejar esta
cubierta verde
de la tierra y,
entonces,
asegurar así
nuestra propia
supervivencia en
una era de
crisis ecológica.
© 2002, American
Institute of Biological
Sciences. Los educadores tienen
permiso de reimprimir
artículos para su uso en
las clases; otros
usuarios por favor
comunicarse con
el
editor
para solicitar
permisos de reimpresión.
Por favor ver
políticas de reimpresión.
Sobre el
autor:
El Dr. H. Bruce
Rinker es
Administrador de
División para la
División de
Tierras
Ambientales del
Condado de
Pinellas,
Florida. Recibió
su doctorado en
estudios
ambientales de
la Antioch New
England Graduate
School (en
Keene, New
Hampshire) en
Mayo del 2004.
El Dr. Rinker ha
recibido
numerosos
reconocimientos
en educación de
las ciencias,
incluyendo el
“Excelente
Educador en
Biología” (1997,
Asociación
nacional de
Educadores de
Biología) y
“Premio en
Educación
Ambiental” del
Condado de
Sarasota, en
Florida, en el
2004. El Dr.
Rinker es
Asociado del
Centro para la
Ecología y la
Conservación
tropical (Keene,
NH), Asociado de
Investigación
para la
Fundación TREE y
el New College
(ambos en
Sarasota, FL), y
miembro adjunto
de la facultad
del Departamento
de Estudios
Ambientales de
Eckerd College
(en St.
Petersburg, FL).
Además es
miembro de la
junta de
directores de
investigación
para el
Conservatorio de
las Amazonas
para Estudios
Tropicales. Su
publicación mas
reciente es
Forest Canopies
(2nda edición),
escrita con la
Dra. Margaret D.
Lowman
(Elsevier,
2004). Cuando
escribió este
artículo, Rinker
era el Director
de Educación y
Investigaciones
del Dosel en el
Jardín Botánico
Marie Selby en
Sarasota,
Florida, así
como
administrador
del Centro Selby
para Ecología
del dosel.
http://www.switzernetwork.org/dirdetails.taf?id=334 |