Diciembre 2004
¿La ciencia y la religión se descartan mutuamente?
La Biblia Verde es una versión en ingles de la Biblia que se enfoca en temas y enseñanzas del medio ambiente. Imagen, HarperOne.
Miller: No, yo no creo que lo hacen. Yo creo que la tradición de la ciencia occidental es que la ciencia y la religión no se excluyen mutuamente. Existen muchas personas en la comunidad científica, tanto en los Estados Unidos como en el resto del mundo, que mantienen puntos de vista religiosos muy fuertes y que no ven sus puntos de vista en conflicto ni con la ciencia ni con la filosofía de la ciencia.
¿Puede la ciencia probar o desmentir la existencia de un ser superior?
Miller: No, no puede. La existencia de un ser superior no es una cuestión científica. Un ser supremo se encuentra fuera del marco de la naturaleza. La ciencia es un proceso naturalista y solo puede encontrar respuestas a las preguntas de las cosas que se encuentran dentro de la naturaleza. Más allá de eso es un asunto de las creencias personales.
¿Cómo es posible creer en la evolución de un mundo complejo y en Dios?
Miller: Esa es una pregunta interesante. Dios, para aquellos de nosotros que creemos en Él, es el Creador y el Amo del universo. Como el escritor C.S. Lewis dijo una vez, “[A Dios] le gusta la materia. Él la inventó.” [Mera Cristiandad, Harper, 2001]. A mi me parece que un Creador todopoderoso, el cual se encuentra tanto detrás de la materia del universo como de las leyes que gobiernan a las interacciones de esa materia, puede llevar a cabo cualquier meta que Él tenga en términos de los procesos, la arquitectura, o la fruición última del universo.
Ahora bien, yo no encuentro de mucha utilidad el especular sobre los procesos físicos, químicos o biológicos exactos que pueden ser atribuidos a Dios o identificados como Dios llevando a cabo Su magia en el mundo. Yo creo que tanto la tradición religiosa occidental como las escrituras mismas nos dicen que Dios es muy sutil y que Él tiene muchas formas de llevar a cabo Su misión.
Si un ser supremo puso en marcha a la evolución, ¿Tienen entonces los humanos la responsabilidad moral de cuidar al planeta?
Miller: Ah, esa pregunta es muy buena. Yo creo que la respuesta es definitivamente que “Sí.” Primero, hablemos de esto desde el punto de vista biológico. Somos las criaturas más inteligentes en el vecindario. Nos hemos convertido en la especie de mamífero más común en la Tierra. Hoy en día este hecho no nos impresiona mucho, pero hacen 500 años esto no era así. En ese entonces nosotros no éramos la especie de mamífero más común. Esto quiere decir que, en términos de impacto ecológico, nuestra especie es única. Tenemos el potencial de hacer más bien, de causar más daño, o de causar más extinciones que cualquier otro organismo en el planeta. De manera que debemos utilizar esta responsabilidad sabiamente.
Desde un punto de vista religioso, existe todo un movimiento dentro de la teología Cristiana conocido como el Movimiento Ecológico Cristiano. Ellos toman muy en serio la admonición bíblica de que debemos ser los cuidadores o administradores de la Tierra. Nosotros somos los guardianes de la Tierra. La Biblia está llena de parábolas sobre el administrador sabio y el administrador tonto. El cuidado de la Tierra, en particular, es un área en donde los sentimientos religiosos y los científicos coinciden.
En su libro “Encontrando al Dios de Darwin” usted escribe: “En la naturaleza, elusiva y sin explorar, podemos encontrar al Creador trabajando.” ¿Cómo se diferencia su punto de vista del de los creacionistas o del de los proponentes del diseño inteligente, los cuales argumentan en contra de la evolución?
Miller: Yo creo que la diferencia más grande, y la forma más directa de señalar esta diferencia, es al decir que los creacionistas inevitablemente buscan a Dios en las cosas que la ciencia aún no ha explicado o en lo que ellos claman que la ciencia no puede explicar. La mayoría de los científicos que son también religiosos buscan a Dios en las cosas que la ciencia entiende y que ha explicado. Entonces, la manera en que mi punto de vista difiere del de los creacionistas o del de los proponentes del diseño inteligente es que para mi el conocimiento es una razón convencedora para creer en Dios. Para ellos, la ignorancia es una razón convencedora para creer en Dios.
En ese mismo libro, usted también dice: “Existe un problema más profundo causado por los oponentes de la evolución, un problema para la religión.” Por favor explique esto.
Miller: Cuando la religión se pone en conflicto con la ciencia, es decir, cuando la religión dice que debe rechazar las explicaciones científicas por razones religiosas, esto significa básicamente que cada vez que la ciencia avanza en la comprensión, la religión se contrae. Si uno define a la religión como aquello que contiene las cosas que la ciencia no puede explicar, entonces cada vez que el ámbito de la ciencia se expande (y cada vez que aprendemos un poquito más sobre la vida, sobre el mundo que nos rodea y sobre el cosmos) esas áreas se hacen más pequeñas. Yo creo que, ultimadamente, el rechazo de la ciencia y el rechazo de la evolución por el movimiento creacionista es un error para la religión, pues esencialmente argumenta que la religión es desaprobada por los mecanismos y las herramientas de la ciencia. Teológicamente, esto es un error profundo.
¿Por qué continua siendo la evolución una idea peligrosa para un sector del público norteamericano?
Miller: Yo creo que la evolución continua siendo una idea peligrosa por dos razones:
- Mucha gente en la comunidad religiosa continua creyendo que la evolución no puede reconciliarse con la religión. Esto no es verdad. La mayoría de la gente entiende esto, pero no todos.
- La evolución se ocupa de algo muy fundamental. La evolución es controversial por la misma razón por la cual uno puede comenzar una pelea en un bar diciendo algo sobre la madre de alguien. La evolución tiene que ver con el lugar de donde venimos, con cual es nuestro estatus como seres humanos y sobre como nos relacionamos con el resto de la vida en la Tierra. Esto siempre proveerá ideas controversiales, no solo en los EE.UU. pero también en muchos países del mundo.
¿Cómo debe la ciencia responder a este temor del público hacia la evolución?
Miller: la ciencia puede responder en tres formas:
- La primera es respondiendo a las objeciones que se presentan con frecuencia en contra de la evolución. La acusación de que la evolución no es buena ciencia, que no existen formas de transición, que el mecanismo de la evolución no funciona y otras acusaciones similares, puede ser fácilmente argumentada utilizando la literatura científica.
- La segunda es enfatizando el hecho de que las ideas científicas son diferentes a las ideas religiosas y que, por lo general, la ciencia (y la evolución en particular) no representan una amenaza obligatoria a la religión.
- La última forma de responder es simplemente llevando a cabo buena ciencia. La biología evolucionaria es, fundamentalmente, una teoría útil. Es una teoría cuya aplicación y cuya práctica en el laboratorio cada día produce resultados científicos de utilidad. La gente (en los EE.UU.) es gente de resultados y consecuencias prácticas. Cuando algo funciona y produce dinero, ese algo adquiere el respeto de la sociedad americana. La evolución puede hacer todas esas cosas.
En algunas regiones de los Estados Unidos los educadores están siendo animados o hasta forzados por sus instituciones a enseñar ideas “alternativas” a la evolución. ¿Cuál es su respuesta a este desarrollo?
Miller: Desilusión. Si las ideas que se ofrecen fueran genuinamente alternativas científicas, o si fueran ideas que poseen el apoyo de la comunidad científica o una evidencia experimental substancial, entonces sería interesante incluirlas en los salones de clase de ciencias.
Desafortunadamente, las “alternativas” que se ofrecen actualmente no son científicas para nada. La inserción en el currículum científico de una idea tal como el creacionismo de la tierra joven, la cual requiere un rechazo de la astronomía, la física y la química, además de la biología, tiene tanto sentido como el enseñar brujería en la escuela de medicina. La otra alternativa que se propone frecuentemente, la tal llamada del diseño “inteligente,” no llega ni siquiera al nivel de poder ser una hipótesis científica. No posee ningún poder explicativo y se aproxima a los problemas científicos con nada más que una referencia al “diseñador.” Dado que estas referencias no pueden ser probadas, ellas no pueden considerarse como ciencia y solo pueden confundir a los estudiantes sobre la naturaleza de la ciencia y de la evidencia científica.
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