Uno de los
descubrimientos más
espectaculares de los
últimos dos siglos es
que todos los organismos
vivientes, es decir,
todos los millones de
especies de microbios,
plantas y animales que
viven hoy en día en la
Tierra, comparten una
ascendencia común. Tan
diferentes como
aparentan ser un
elefante, un escarabajo
caquero, un árbol de
encino o un virus del
SIDA, todos ellos pueden
ser rastreados a
ancestros comunes en las
profundidades del tiempo
geológico. Este
descubrimiento fue
articulado por primera
vez por Charles Darwin
en 1859, y las nuevas
líneas de evidencia han
confirmado el
descubrimiento una y
otra vez desde ese
entonces. Existen dos
líneas principales de
evidencia:
-
Los eslabones perdidos,
y
-
Las características
compartidas
El papel de los
eslabones perdidos es el
más difícil de entender.
Los creacionistas y
otros religiosos
fundamentalistas claman
que, si toda la vida
está relacionada a
través de un gigantesco
árbol de familia que se
extiende desde el tiempo
presente hasta millones
de atrás, seguramente
deberíamos poder
encontrar fósiles que
están a mitad de camino
entre los grupos
establecidos. Ellos
reclaman, ¿Dónde están
estos eslabones perdidos?
¡Los paleontólogos los
tienen!
El Archaeopteryx, mitad reptil, mitad ave
El primer dramático
eslabón perdido salió a
la luz en 1861, apenas
dos años después de la
publicación del Origen
de las Especies de
Darwin. El primer
espécimen de
Archaeopteryx fue
descubierto en una mina
de piedra caliza en el
sur de Alemania y fue
estudiado ávidamente por
científicos a lo largo
de toda Europa.
Escritores tales como
Thomas Henry Huxley
notaron inmediatamente
que Archaeopteryx era una forma intermedia.
-
Tenía
características de
ave: plumas y alas.
-
También tenía
caracteres de reptil:
el esqueleto de un
pequeño dinosaurio
terópodo (carnívoro),
con una cola ósea
larga, dedos con
garras en el borde
anterior de las alas
y dientes en las
mandíbulas.
El papel del
Archaeopteryx ha sido
debatido desde 1861. ¿Es
en realidad el eslabón
perdido entre los
reptiles y las aves o es
solo un ave y no un
eslabón perdido?
-
Siete nuevos
esqueletos han
salido a la luz y
todos ellos
confirman que
Huxley estaba en
lo cierto.
-
Además, nuevos y
fantásticos
especimenes han
sido encontrados
en España y en
China, los cuales
son entre 30 y 40
millones de años
más jóvenes y más
parecidos a un ave
que Archaeopteryx,
exactamente como
lo predicen los
evolucionistas.
-
Las nuevas aves de
España y de China
poseen colas
cortas y óseas y
las garras de las
alas están
reducidas, es
decir, se están
haciendo más
parecidos a las
aves.
-
¡Las localidades
en China no solo
han producido
nuevas aves
sorprendentes,
pero también
nuevos especimenes
de dinosaurios con
plumas!
Estos nuevos especimenes
cierran el argumento.
Archaeopteryx no está
solo, una única especie
atestando a la realidad
de la transición
evolucionaria de los
reptiles a las aves.
Bajo ella, en el árbol
evolucionario, se
estrechan incontables
dinosaurios terópodos
que se han hecho más
aves a lo largo del
tiempo, y sobre Archaeopteryx se estrechan numerosas
especies de aves que
abarcan cada paso de la
vía desde Archaeopteryx hasta las aves modernas
completas. Una larga
serie de fósiles a
través de los períodos
Jurásico y Cretáceo, un
período de 140 millones
de años, documenta la
transición evolucionaria
de los reptiles a las
aves.
De mandíbulas a oídos:
Siguiéndole la pista a
los eslabones perdidos
La ruta evolucionaria de
reptil a mamífero es
conocida en casi el
mismo nivel de detalle.
Entre los períodos
Pérmico y Triásico,
varios reptiles con
características de
mamíferos evolucionaron
de formas basales que
eran completamente
reptiles. A través de
docenas de pasos
intermedios ellos
evolucionaron en los
mamíferos en el Triásico
Tardío, hace 225
millones de años. Todos
estos pasos están
evidenciados en los
fósiles:
-
Paso a paso, los
paleontólogos
pueden ver el
cambio de los
dientes
uniformes tipo
estaquilla de
los reptiles a
los dientes
diferenciados de
los mamíferos (incisivos,
caninos, molares.)
-
Paso a paso, la
compleja
mandíbula de los
reptiles, con
cinco huesos
diferentes,
cambia a la
mandíbula de los
mamíferos, con
un solo hueso,
el dentario.
o En los
reptiles, tanto
los de hoy en
día como los
pasados, la
articulación de
la mandibular se
encuentra entre
el hueso
articular en la
parte posterior
de la mandíbula
inferior y el
hueso cuadrado
en el cráneo.
o Por otra parte,
en los mamíferos,
la articulación
de la mandíbula
se encuentra
entre el
elemento
dentario y el
escamoso del
cráneo.
Lo más sorprendente de
todo es la transición
evolucionaria hacia el
oído medio de los
mamíferos.
-
En los
reptiles, tal
como en los
anfibios y los
peces, existe
un solo hueso
auditivo, el
estribo, el
cual es
simplemente
una pequeña
barra recta
que une el
tímpano con
las
estructuras
auditivas del
oído medio y
el cerebro.
-
Los mamíferos,
incluyendo a
los humanos,
poseen tres
osículos (pequeños
huesos) en el
oído, el
martillo, el
yunque y el
estribo.
Los pasos evolucionarios
fueron descritos por
primera vez en la Época
Victoriana, estudiando
embriones y luego fueron
confirmados por los
fósiles:
-
El estribo
de los
mamíferos es
el mismo que
el de sus
ancestros.
Sin embargo,
el martillo
y el yunque
se
movilizaron
hacia el
oído medio
desde su
función
original en
la
articulación
de la
mandíbula de
los
reptiles.
-
La realidad
es más
extraña que
la ficción:
la mandíbula
inferior de
los reptiles
ha sido
subsumida al
oído medio
de los
mamíferos
para mejorar
la función
auditiva.
-
Y los
fósiles nos
muestran
como algunos
mamíferos
tipo reptil
del Triásico
poseían
efectivamente
dos
articulaciones
mandibulares:
la
articulación
rectilínea,
la cual
estaba
reducida, y
la nueva
articulación
dentaria-escamosa,
la cual
comenzó a
actuar.
-
En un cierto
punto, en el
Triásico
Tardío, la
articulación
de la
mandíbula
rectilínea
cambió de
función.
-
Aún podemos
detectar el
legado de
esta
extraordinaria
transición:
cuando
masticamos
una
hamburguesa,
uno puede
escuchar los
movimientos
de la
mandíbula en
lo profundo
de los oídos.
Cada día se reportan
nuevos fósiles, por
ejemplo, el primer
insecto, el homínido más
antiguo, el primer
dinosaurio saurópodo,
una ballena con patas
del Eoceno, y así
sucesivamente. Los
nuevos descubrimientos
de fósiles que llegan a
la prensa son todos
evidencia concreta de
las transiciones
evolucionarias. Los
fósiles son raramente
estrambóticos o
inesperados. Ellos
encajan dentro de las
predicciones hechas por
los árboles
evolucionarios. Los
dinosaurios con plumas y
las ballenas con patas
son verdaderamente
descubrimientos
extraordinarios, pero
los biólogos han estado
convencidos de su
existencia dadas las
predicciones de sus
árboles evolucionarios.
Pero, ¿Es ésta la única
evidencia de las
transiciones
evolucionarias?
El gran árbol de la
vida
El singular gran árbol
de la vida es una
evidencia profunda de
las transiciones
evolucionarias. Durante
su viaje a Sudamérica y
a las Islas Galápagos
alrededor de 1830,
Darwin se vio más y más
desconcertado sobre la
distribución de plantas
y animales, tanto
geográficamente como
geológicamente. Él
comenzó su expedición
como un creacionista
tradicional. Sin
embargo, esto fue lo que
descubrió:
-
Él vio que
las
magníficas
plantas y
animales
de
Sudamérica
estaban
relacionadas
las unas
con las
otras. ¿Por
qué
ocurría
esto si
ellas
fueron
simplemente
creadas?
-
También
observó
algunos de
los
relativamente
recientes
fósiles de
mamíferos
de
Sudamérica,
como los
perezosos
terrestres
gigantes y
los
gliptodontes.
¿Por qué
eran estos
fósiles
tan
obviamente
parientes
de los
perezosos
y osos
hormigueros
modernos
que son
únicos a
Sudamérica?
-
Divinamente,
vio que
los
animales
singulares
de las
islas
Galápagos
eran todos
parientes
cercanos a
los
animales
del
continente
en Ecuador
y que
ellos
variaban
de isla a
isla. ¿Por
qué?
La solución entonces le
llegó a Darwin como un
gran golpe a la cabeza.
Las similitudes en el
tiempo y en el espacio
eran fácilmente
explicables: la vida
había evolucionado. La
vida no había sido
creada especie por
especie. Los pinzones de
las Galápagos, las
tortugas terrestres y
las iguanas habían
divergido de ancestros
comunes que habían
llegado al azar a las
islas varios miles o
millones de años atrás.
Sudamérica había estado
aislada del resto del
mundo y su fauna única
de pájaros y mamíferos
había evolucionado a
través de largos
períodos de tiempo
partiendo de ancestros
singulares. Darwin
sugirió valientemente
que si rastreamos hacia
atrás, hasta el origen
mismo de la vida,
veríamos que toda ella
se originó de un solo
ancestro común.
Confirmación
molecular
Desde 1859, este gran
árbol de la vida ha sido
cuidadosamente
construido por medio del
estudio detenido de los
fósiles y de los
organismos modernos. Y
entonces, las
especulaciones de Darwin
y todo ese cuidadoso
trabajo, fueron
confirmadas por una
fuente inesperada: las
moléculas.
-
Las
proteínas
en el
cuerpo
de todos
los
organismos,
especialmente
el ADN y
el ARN
que son
las
moléculas
fundamentales
de la
vida,
llevan
consigo
registros
de las
transiciones
evolucionarias.
-
Puesto
en forma
simple,
el grado
de
diferencia
entre
las
mismas
proteínas
(o del
ADN o el
ARN) en
diferentes
especies
es
proporcional
al
tiempo
en que
dichas
especies
han
estado
separadas
de un
ancestro
común.
Así, los
humanos
poseen
moléculas
que son
casi
idénticas
a
aquellas
que
tienen
los
chimpancés,
bastante
diferentes
a las de
las
vacas y
muy
diferentes
a las de
los
hongos
mixomicetos.
La
cantidad
de la
diferencia
es
proporcional
al
tiempo
desde su
divergencia
en el
árbol
evolucionario.
Desde 1960, los biólogos
moleculares han estado
produciendo sus propios
árboles evolucionarios y
éstos coinciden con
aquellos basados en los
fósiles y en los
especimenes de museo de
plantas y animales
vivientes. La
confirmación final y más
sorprendente de las
ideas de Darwin también
proviene de la biología
molecular. Todos los
seres vivientes, desde
los virus hasta los
humanos, desde las
bacterias hasta las
gramíneas, comparten
maquinarias moleculares
complejas: el código de
la vida en el ADN y el
ARN y su maquinaria de
síntesis de proteínas y
el sistema de
transferencia de energía
del ATP.
Conclusión
Las transiciones
evolucionarias han sido
demostradas por los
llamados “eslabones
perdidos,” por fósiles
como el Archaeopteryx, y por la gran cantidad de
intermediarios entre los
dinosaurios y las aves
modernas que se
encuentran a cada lado
de esta especie. Existen
miles de otros fósiles
que llenan los espacios
entre grupos modernos
que están bastante
separados y nuevos
descubrimientos cada año
continúan llenando más
espacios. Sin embargo,
la evidencia de las
transiciones
evolucionarias puede
también observarse en
las distribuciones
geográficas: parientes
cercanos a menudo se
encuentran cerca los
unos de los otros en la
base de sus ramas
evolutivas. La forma de
los árboles
evolucionarios ha sido
ahora confirmada por
evidencia independiente
de las estructuras
moleculares. Es más, el
hecho de que todos los
microbios, las plantas y
los animales de hoy
poseen varios mecanismos
moleculares complejos en
común, demuestra en
forma conclusiva que
toda la vida se originó
ultimadamente de un
ancestro común, miles de
millones de años atrás.
© 2001, American
Institute of Biological
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Sobre el autor:
El Doctor Michael Benton
es un paleontólogo de
vertebrados con interés
en el origen de los
dinosaurios y en la
historia de los fósiles.
Él es Director de
Paleontología de
Vertebrados en la
Universidad de Bristol,
en el Reino Unido y
también Director del
programa de maestría en
paleobiología en esa
universidad. Ha escrito
unos 30 libros sobre
dinosaurios y sobre
paleobiología, desde
tomos profesionales
hasta libros populares
para niños.
http://www.gly.bris.ac.uk/www/admin/personnel/MJB.html
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