asuntos críticos de las nuevas fronteras

Reintroducción de la Megafauna: ¿Leones y Camellos en Norteamérica?

Una entrevista con Connie Barlow

Una entrevista original de ActionBioscience.org (3/2007)

puntos principales de la entrevista
Algunos científicos han propuesto la idea controversial de reintroducir a Norteamérica la megafauna que se extinguió hace 13.000 años. Ellos contienden que la idea lograría:
  • Restaurar el balance de los ecosistemas de Norteamérica
  • Crear un parque histórico ecológico accesible a todos
  • Contribuir a la economía de las áreas rurales cercanas
  artículo
Nota del Traductor: El término “rewilding” usado en el artículo original se puede traducir como “reintroducir,” “traer de vuelta” o “recuperación del mundo silvestre” de una zona. El término
no tiene un equivalente ampliamente u oficialmente aceptado en español. Algunos sitios Web utilizan las palabras inventadas “asilvestramiento” o “resalvajización.”


ActionBioscience.org: ¿Qué quiere usted decir con la reintroducción de la vida silvestre (“rewilding” en inglés) de Norteamérica?

Barlow:
El término “rewilding” o restauración de la vida silvestre es un concepto que opera dentro del marco combinado de la ecología de la restauración y de la evolución. Un tipo de rewilding trata sobre la restauración de la biodiversidad perdida. La ecología de la restauración trata sobre la observación de un paisaje, buscando maneras de poder regresarlo a condiciones que son más naturales, como por ejemplo, las encontradas antes de que los europeos llegaran a Norteamérica. Otro tipo de rewilding tiene que ver con el cambio climático, como por ejemplo, la creación de un parque corredor desde Yellowstone hasta el Yukon con el fin de proveer vías de movimiento para los animales a medida que el clima cambie.

En el año 2005, una revista científica importante publicó un artículo escrito por una docena de prominentes biólogos de la conservación proponiendo un cambio en la cota de referencia comúnmente utilizada para la restauración de la vida silvestre perdida de los hábitats.1 La mayoría de las áreas silvestres y de los parques en Norteamérica continuarán siendo restauradas a condiciones que eran prevalecientes antes de la llegada de Colón en 1492 (la llamada cota de referencia precolombina). Pero, ¿qué tal recuperar a una porción pequeña de la herencia silvestre de Norteamérica a condiciones tales como las encontradas antes de las primeras incursiones de los seres humanos a esta zona hace 13.000 años? Esta idea de rewilding desde una perspectiva de tiempo muy larga significa regresar a una época antes de que los primeros seres humanos llegaran a Norteamérica en el Pleistoceno tardío (unos 10.000 años atrás) y preguntarnos cómo podríamos restaurar al paisaje ecológico.

Las tendencias actuales en rewilding en Norteamérica tienen que ver con la restauración de especies que han sido desplazadas o puestas en peligro de extinción desde la llegada de los europeos, como por ejemplo, el retorno de los lobos grises al Parque Yellowstone, la reintroducción de los linces al estado de Colorado y del halcón peregrino a los estados centro-occidentales. Esto es ahora una práctica estándar en la ecología de la restauración. Lo que me gustaría discutir es el tópico controversial del rewilding de Norteamérica tal y como fue propuesto hace algunos años, buscando una perspectiva de tiempo más profunda y diciendo “no nos detengamos solo con los lobos.” ¿Cuáles especies se encontraban aquí antes de que los humamos invadieran el paisaje? ¿Sería posible traer de vuelta a estas especies?

ActionBioscience.org: ¿Por qué restaurar los animales de la era del Pleistoceno y no solo aquellos que han desaparecido desde la época de Colón?

Barlow:
Esta es una pregunta tanto de conservación como ética. ¿Por qué debemos hacer esto? Por varias razones:
  • Muchas de las especies de vertebrados grandes desaparecieron al final del Pleistoceno. La mayoría de la opinión de la ciencia moderna sostiene que la causa principal de la extinción de estos animales grandes, la llamada megafauna, fue la presencia de los humanos. Estos animales no coevolucionaron con los humanos en la forma en que los animales grandes de Asia y de África lo hicieron. De manera que, si los humanos fueron la causa de la pérdida de estos animales, tales como el mamut, el mastodonte y los grandes carnívoros que dependían de ellos como presa, entonces nos conviene hacer lo más posible para restaurarlos.
  • Yo creo que es posible manejar estos esfuerzos de recuperación de la vida silvestre. Un parque del Pleistoceno o un parque de historia ecológica han sido sugeridos. Estos sería paisajes representativos en donde podríamos retornar a estos grandes animales.
  • Las plantas y los paisajes que tenemos en Norteamérica perdieron las parejas animales con los cuales coevolucionaron hace apenas 13.000 años. Las plantas se llevan más tiempo en adaptarse a los cambios ambientales. Al traer de vuelta a algunos de los grandes animales del Pleistoceno, especialmente a los grandes herbívoros y a los carnívoros, para controlar y coevolucionar con las plantas, veríamos cómo sería el verdadero paisaje de Norteamérica.
  • Sería bueno para la economía. Los turistas visitarían al parque y a otras áreas que sean restauradas, promoviendo así a la economía local, particularmente en las áreas rurales.
  • Josh Donlan, uno de los autores del artículo que mencioné, dice que la evidencia muestra que cuando los grandes animales desaparecen de un ecosistema, la biodiversidad del ecosistema se colapsa y la sociedad pierde también por esta desaparición. La desaparición de la megafauna tuvo un efecto de dominó en los ecosistemas.

ActionBioscience.org: ¿Cuáles animales grandes se han sugerido para el rewilding?

Barlow:
Si uno adopta como cota de referencia al final del Pleistoceno, es entonces tiempo de traer de vuelta al guepardo americano, al camello americano, al león americano de las planicies, al mastodonte y al mamut americanos y a otras especies, usando sus equivalentes del Viejo Mundo con el fin de re-empezar su evolución en el Nuevo Mundo y para restaurar su papel vital en la configuración de los paisajes ecológicos.

Tomemos como ejemplo al camello. Los camellos se originaron aquí, en Norteamérica, no en el Viejo Mundo, cerca de 50 millones de años atrás. Ellos pasaron la mayor parte de su tiempo aquí, pero hace alrededor de 3 millones de años, ellos cruzaron desde Alaska hacia Siberia y continuaron hacia Asia y finalmente llegaron al continente Africano.
 

Si quisiéramos traer de vuelta a los camellos, por ejemplo al camello bactriano, así como a los elefantes, estos animales probablemente harían un buen trabajo en el control de los que se conoce como la invasión de los arbustos en el oeste árido de los Estados Unidos. El ganado y los caballos no pueden comer mesquite, junípero o creosote, pero los grandes ramoneadotes si pueden. Los camellos están especialmente adaptados a comer arbustos tóxicos. Si usted está preocupado por su césped, ellos no pueden comer grama.
 
La introducción del elefante indio o asiático nos daría un reemplazo para los mamuts extintos. Los elefantes indios disfrutan tumbar árboles para ramonear, pero cuando ellos dejan la zona, las gramíneas que crecen después de su partida atraen a los herbívoros pastoreadores. Uno establece así una danza entre los pastoreadores y los ramoneadores. La idea es que si uno quiere traer de vuelta a algunos de los grandes herbívoros, los grandes ramoneadores en particular, podríamos ver entonces al verdadero paisaje ecológico de Norteamérica.

ActionBioscience.org: ¿Por qué escoger a la megafauna en vez de a otros animales extintos? Muchos animales se han extinguido.

Barlow:
En todas las instancias en que los humanos se han establecido en un paisaje, desde el primer momento en que pudieron matar a distancia con rocas o lanzas, ellos han eliminado a la megafauna. Los humanos cazaron a la megafauna hasta extinguirla. Las lanzas fueron particularmente letales porque uno ni siquiera tiene que matar al animal. Uno solo tiene que causar una herida en la región abdominal y esperar a que el animal muera de la infección. Los animales más pequeños pudieron esconderse de los humanos. Ellos también tenían la ventaja de tener poblaciones pequeñas y altas tasas de reproducción. Veamos, por ejemplo, al moa (tipo de kiwi gigante) de Nueva Zelanda. Su extinción está completamente relacionada con la llegada de los primeros maoríes. La historia se repite con los pájaros elefante y las tortugas gigantes de Madagascar.

ActionBioscience.org: ¿No son los animales que usted está sugiriendo usar para la reintroducción genéticamente diferentes de las especies extintas?

Barlow:
Absolutamente. El plan busca utilizar para la reintroducción a equivalentes de las especies nativas en muchos casos. Uno de los lazos genéticos más cercanos entre los animales de hoy día con los animales que desaparecieron de Norteamérica es el caballo. Los caballos ya han sido retornados. Ellos se originaron en Norteamérica hace 50 millones de años y luego desaparecieron. Algunos caballos migraron hacia Alaska y de allí hacia Siberia, siguiendo hacia África. ¿Sabe en que se convirtieron? ¡En las cebras!
 
Los españoles, tal y como lo saben la mayoría de los niños de escuela, trajeron caballos de vuelta a América. Algunos se escaparon de sus corrales y se hicieron salvajes. Los indios de las llanuras coevolucionaron una cultura de cacería del búfalo y de monta de caballo. Nuestros caballos modernos pertenecen al mismo género que aquellos del Pleistoceno, Equus caballus. La propuesta de rewilding sugiere la reintroducción de los caballos modernos así como también de los caballos salvajes, tales como el caballo de Przewalski.
 
Déjeme darle el ejemplo de un elefante, pues el caso de los elefantes es considerado por algunos como el más inaudito. Los elefantes evolucionaron en el Viejo Mundo y, periódicamente, hace millones de años, algunos migraron desde África hacia el hemisferio occidental. Entre los emigrantes se encontraban los gomphotheres (por ejemplo, Curvieronius sp., pariente del mastodonte y de los elefantes), los mastodontes y varias olas de mamuts, la más reciente el mamut lanoso. Los mamuts que tuvimos en Norteamérica, incluyendo en la Florida, están más cercanamente emparentados al elefante asiático o indio que éste al elefante africano.

ActionBioscience.org: ¿Por qué no trabajar con las especies que ya se encuentran en Norteamérica, tales como el puma nativo, antes de que éstos se extingan, en vez de reintroducir al guepardo desde África?

Barlow:
Podemos hacer ambas cosas. Claro, los pumas y sus subespecies están emparentados con los guepardos del África. Los leones de montaña o pumas (Felis concolor) y los guepardos (Acinonyx jubatus) evolucionaron a partir de linajes cercanos. Todos ellos, excepto el guepardo, aún deambulan por varias partes de América. Sin embargo, ¿sabía usted que el guepardo se originó aquí en Norteamérica? Actualmente solo se encuentra en África. Mientras estaban aquí, ellos coevolucionaron con el herbívoro terrestre más rápido del mundo, el berrendo americano (Antilocapra americana). El berrendo puede alcanzar velocidades de hasta 96 km/h. Nuestros lobos pueden correr hasta 64 km/h. La evolución no crea excesos. El berrendo que corre a 96 km/h en Wyoming aún está corriendo para escaparse del guepardo que se extinguió aquí. Entonces, estamos sugiriendo retornar al guepardo porque no solo pertenece a este ambiente, sino porque es el depredador natural del berrendo.

ActionBioscience.org: ¿Cómo sobrevivirá esta nueva megafauna y no destruirán a los hábitats nativos que han evolucionado para ser lo que hoy en día son?

Barlow:
Los ecosistemas no han evolucionado mucho en los últimos 13.000 años. Tenemos ahora mezclas diferentes de poblaciones en diferentes áreas, pero no tenemos especies nuevas de plantas excepto las introducciones de especies exóticas y tampoco hemos perdido muchas especies de plantas. Trece mil años es casi nada para las plantas. Es una cuestión de cómo se reconfigurarán las cosas con las especies nativas que tenemos. El punto es que no estamos sugiriendo la repoblación de toda Norteamérica. El parque de historia natural ecológica estaría situado en alguna parte de las grandes planicies, digamos, en Nebraska o en Kansas o quizás en el norte de Nuevo México, en donde existen buenas áreas de hábitat de pasto y áreas semiáridas. Sería un experimento científico para ver si funciona y cuán lejos podemos ir con esta idea.

ActionBioscience.org: Algunos de los depredadores y otras especies consideradas para el parque son migratorias o necesitan áreas muy grandes para forrajear y para cazar. ¿Cómo puede un parque proveerles lo que necesitan y a la vez mantenerlas contenidas?

Barlow:
Nosotros no estamos hablando de algo al estilo del Parque Jurásico tipo Hollywood. Los humanos no se encontraban allí en los tiempos de los dinosaurios. Los animales más grandes y peligrosos que proponemos retornar estarían contenidos en una hacienda del tipo que se ve en Texas. Los elefantes serían los más difíciles en este sentido. Sin embargo, las buenas zonas de gramíneas de Texas oriental proveen un área de pastoreo ideal. Estos animales representan a una megafauna con tasas de reproducción baja y ellos eran nativos anteriormente. No es como si estuviéramos introduciendo a una especie exótica, tal como la pimienta de Brasil (Schinus terebinthifolius) que da tantos problemas o del anolis de Cuba (Anolis equestris), el cual es casi imposible de erradicar.

Veamos un ejemplo del desequilibrio que sucede cuando uno no maneja las reintroducciones bien. Los caballos salvajes, introducidos por los españoles después de su desaparición de Norteamérica, están destruyendo una porción del oeste norteamericano debido a que la gente no quiere que sean eliminados o controlados letalmente. Estos caballos salvajes se están reproduciendo como moscas porque éste siempre fue su paisaje natural. Ellos no tienen ningún depredador en ese lugar. Todo lo que uno tiene que hacer es reintroducir al león africano. ¿Cuál es el alimento principal del león africano en África? ¡La cebra! Los lobos no pueden cazar muy bien a los caballos como tampoco pueden los pumas. Al traer al león africano para controlar a los caballos salvajes, uno estaría creando un balance entre depredador y presa.

ActionBioscience.org: Muchos granjeros y agricultores norteamericanos protestaron la reciente reintroducción de los lobos. ¿Qué les diría usted sobre la reintroducción de depredadores grandes como leones y guepardos?

Barlow:
Primero que todo, esto no ocurrirían en tierras públicas. Ellos serían reintroducidos en tierras privadas. Actualmente, la tortuga bolson o tortuga llanera (Gopherus flavomarginatus) de México está siendo reintroducida en la finca privada de Ted Turner, en el estado de Nuevo México. Estamos esperanzados de que en algún punto podremos trabajar con un finquero grande, por ejemplo en Texas, en estos esfuerzos. Ya existen toda clase de animales africanos de caza en fincas en Texas. Existen más leones en fincas privadas en Texas que en todos los zoológicos de los Estados Unidos.

ActionBioscience.org: ¿Ve usted a este parque como una atracción turística o solamente como un experimento de historia natural?

Barlow:
La idea principal es la conservación y la evolución. Los proponentes de esta idea están pensando en términos de largo plazo. Digamos que los humanos no se van a extinguir en los próximos varios millones de años. ¿Qué tipo de evolución va a ocurrir en Norteamérica si traemos de vuelta a las especies que se encontraban aquí antes de que llegaran los humanos, o como mínimo traemos de vuelta poblaciones fundadoras de especies que estaban aquí y les damos una oportunidad de evolucionar? Si no hacemos esto solo vamos a tener la misma megafauna empobrecida que teníamos cuando los europeos llegaron. Antes teníamos tanta megafauna aquí como existe ahora en África, como por ejemplo, cuatro especies de camello, tres especies de caballo y cinco especies de elefante. La gente no era nativa a Norteamérica. Hasta la antigua gente del grupo Clovis de Siberia, los cazadores de mamut, eran nativos al paisaje de Asia, no de América, de la misma manera que los ancestros de los maoríes no eran nativos a Nueva Zelanda. Estas culturas perecieron porque las poblaciones de estos grandes animales también perecieron. De las cenizas nacieron las gentes indígenas y los Indígenas Americanos. Ellos no fueron la causa de la destrucción de la megafauna del Pleistoceno. Los ancestros de la frontera fueron los que hicieron esto.

Una ventaja secundaria es el potencial impulso económico en las áreas donde esta megafauna sería reintroducida. Un parque histórico ecológico en, digamos, Kansas, traería enormes beneficios económicos. Incidentalmente, ya existe una finca en Kansas que tiene camellos. Los camellos están prosperando muy bien, aún en el invierno. Personalmente, yo veo a la gente y a los elefantes trabajando juntos. En el Viejo Mundo, los humanos siguen a las manadas de elefante. Uno puede dejar a los elefantes explorar al paisaje, es más, podríamos pedirle a los finqueros que abran sus portones y dejen que las manadas pasen por sus tierras. Esto podría convertirse en una actividad turística, donde la gente seguiría a los elefantes para ver como se trasladan cada estación a ambientes diferentes en busca de su forraje. Podría ser fantástico para la economía, tal y como son los búfalos mantenidos en común.

© 2007, American Institute of Biological Sciences. Los educadores tienen permiso de reimprimir artículos para su uso en las clases; otros usuarios por favor comunicarse con el editor para solicitar permisos de reimpresión. Por favor ver políticas de reimpresión.

Sobre el autor:
Connie Barlow es autora de cuatro libros de ciencia popular que exploran la intersección entre la evolución y la ecología con la filosofía y la religión: Los Fantasmas de la Evolución (The Ghosts of Evolution, Basic Books, 2001); Espacio Verde, Tiempo Verde: La Manera de la Ciencia (Green Space, Green Time: The Way of Science, Copernicus, 1997); Evolución Extendida: Debates sobre el Significado de la Vida (Evolution Extended: Biological Debates on the Meaning of Life, MIT Press, 1994); y Desde Gaia hasta los Genes Egoístas (From Gaia to Selfish Genes, MIT Press, 1991). Barlow es corresponsal para la revista Wild Earth y también ha escrito para las revistas Natural History, The Humanist y Earthlight, así como artículos en revistas científicas. Posee un grado en Zoología de la Universidad Estadal de Michigan y se ve a si misma cono “una ciudadana naturalista” especializada en la ecología evolucionaria.
http://www.torreyaguardians.org/guardians.html
 
 
 


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